lunes, 31 de octubre de 2011

Mesa #18. Miércoles 20/04/2011 07:30

─¡Basilio! Muchacho, perdona que te moleste en tu desayuno, si no te importa me siento contigo… ¡Mozo! Un café bien cargadito.
─¡A la orden!
─Don Emilio, es un privilegio tomar mis churros con usted. Dígame, ¿qué se le ofrece?
─Voy a ser franco y directo, Basilio. Me duele porque eres como un hijo para mí pero te voy a despedir; ya sabes, la coyuntura y la crisis me obligan a recortar, las perspectivas no son nada halagüeñas. No pongas esa cara, muchacho, las crisis son un hervidero de oportunidades; momento para emprender. ¡Tienes todas mis bendiciones!
─Pero, ¿qué he hecho yo mal? Siempre he sido su empleado más fiel…
─La crisis, muchacho, no es nada personal.
─Ya. Ya veo… Pues, ¿sabe, Don Emilio?, quizás sea este el momento de serle yo también franco… Total, de perdidos al río y es usted un desagradecido… ¿Sabe qué? Le he estado sisando de la caja todos estos años; no lo podrá probar, pero bien que hice, viendo el panorama, viejo cabrón.
─Ja, ja, ja, Basilio, no te sulfures, ya lo sabemos, un auditor me avisó hace un tiempo, pero pensé que como te he pagado la mitad de lo que vale tu puesto, aún salgo ganando, ja, ja ja, tranquilo que no te enviaré a la policía…
─Ya. Ya veo… ¿Sabe? Me he estado follando a la urraca de su mujer; por el morbo, ya sabe, espero que se joda por cornudo, ¡hijo de puta!
─Basilio, si hay algo que me gusta más que el dinero, es ver a mi mujer follar con otro. ¿Recuerdas el gran espejo junto a la cama del dormitorio? Ahí detrás estaba yo con mi whisky de malta, grabadito te tengo y debo decirte que eres todo un toro, ja, ja, ja, aunque los hay mejores, ja, ja, ja…
─¡Mierda! Cabrón… Y… ¿a su hija Diana? ¿También me va a decir que me grababa? Follada hasta en el carnet del DYR… ¡Y una mierda para usted! Es mi coche, no hay cámaras, y su hija, que lo sepa, le odia.
─¿Mi hija? Diana es hija del anterior matrimonio de mi mujer, esa viciosa bastarda y yo no somos nada y me da igual, como si la secuestra Al-Quaeda y se la cepilla todo un comando de barbudos en el desierto el Chad… Ja, ja, ja, mira que no tengas ladillas, que ya no tienes seguro médico…
─La banca siempre gana, ¿verdad?
─La banca siempre gana, hijo…



©Juanjo Ruiz

domingo, 30 de octubre de 2011

Mesa #10. Sábado 10/08/2019 12:05

─Oye, ¿ese no es tu coche?
─Sí, ¿a que es bonito?
─Muy bonito, pero ese tipo te lo está robando.
─¿Ah sí? No te preocupes.
─¿Cómo?
─Dime un número del uno al nueve.
─El seis.
─Observa lo qué sucede tras pulsar este mando.
─¡Joder, tío! ¡Lo has desintegrado!
─Es el nuevo sistema antirobo que viene incorporado de serie. ¡Tendrías que haber visto lo que llega a hacer el número cuatro!
─¡Prefiero no saberlo!
─Oye, ¿te apetece otra tapita de calamares y una cerveza? ¡Invito yo!
─Gracias. Pero tu píllatela sin alcohol que has de conducir.
─Cierto... Eso me recuerda... Elige: ¿arriba, abajo, derecha o izquierda?

Mesa #07. Domingo 08/09/1991 10:11

─¿Y usted qué va a tomar?
─Un café americano, por favor.
─¿Y usted?
─Yo nada, gracias.
─¿La nada se la pongo en vaso largo, con hielo?

viernes, 28 de octubre de 2011

Mesa #10. Domingo 03/05/2009 12:55

─Así pues, hemos dividido la mesa en cuatro territorios. El mío es el más grande, puesto que estoy consumiendo más que vosotros. El territorio de Sergio es el más diminuto; sólo está tomado agua y encima de grifo. El vuestro es un territorio compartido ya que sois hermanos y también habéis compartido consumición. Y, por último, el de Juan Luis es el de tamaño mediano, ya que está tomando un bocadillo y una cerveza, pero no una tapa de croquetas como yo.
─Vale, de acuerdo. Puede que yo tenga el territorio más pequeño de toda la mesa pero la industria de la sal y el azúcar está justo en mi país así que si queréis beneficiaros de cualquiera de los dos elementos deberéis pagarme un impuesto por exportación.
─Pues, ahora que lo dices, yo tengo el aceite en mi territorio...
─¡Dirás en nuestro territorio!
─Perdona, guapetón, pero está justo detrás de la frontera de mi parte de mi mapa, aunque forme parte de nuestro territorio.
─Serás...
─¡Anda, si yo tengo las servilletas en el mío!
─Joder, pues yo seré el más grande pero me ha tocado un triste cenicero.
─Y un par de moscas.
─¿Eh?
─Sí, que tienes inmigrantes.
─Ja, ja, ja, ja... Es cierto. Pero cuando huelan el azúcar se van a ir directas a tu territorio y vas a tener que mantenerlas día y noche.
─Harts ei etz höz!
─¿Y ahora qué le pasa a tu hermano?
─¡Nada, que se me ha vuelto independentista!
─¿Y en qué idioma habla?
─No lo sé, ni yo mismo lo entiendo y eso que, a su pesar, aún es de mi país.
─¿Me pasáis el azúcar?
─Ya sabes que has de pagar por ello, ¿eh?
─¡Y una mierda! A que meto la mano y lo agarro por el forro de los cojones...
─Oye, eso sería tomado como una invasión en toda regla y por ello podría declararte la guerra.
─¡Serás cabrón!
─Tlùtz esánz gönitze humma!
─¡Tú, habla en cristiano que no se te entiende una puta mierda!
─Oye, no te metas con mi hermano por el simple hecho de que no le entiendas. ¡Que sepas que si le ofendes a él me ofendes a mí!
─¡Hey, qué haces?
─Expando mi territorio con mi botella de cerveza.
─Eso no es expandir, eso es invadir. Además, yo no te había hecho nada.
─Eso te pasa por ser tan pacífico. Además, ¡si juntamos nuestros territorios tendremos el trozo de mesa más grande!
─¡Y una mierda! Hey, quita el cenicero de mi frontera. ¡Vosotros, ayudadme que a este paso voy a quedarme sin mi zona!
─Yo te ayudo si no me cobras por el uso de las servilletas.
─Joder.. menudo capullo... Vale, de acuerdo...
─ Tú decides...
─¡Sí, sí, trato hecho!... ¡Pero haz algo ya!
─Ahí voy...
─¡Oye, qué haces arrojando agua en mi frontera?
─Mi presa se ha roto por culpa de un seísmo y ahora tienes inundaciones. ¡Huy, creo que se han ahogado tus croquetas!
─Señores...
─¡Eres un hijo de puta!
─Señores, por favor...
─¡Tú un dictador!
─¡Señores...!
─¡Me cago en tu muertos!
─¡SEÑORES...!
─Tunna soya ugga est!
─¡¡SEÑORES, PAREN DE PELEARSE DE UNA VEZ, COJONES!! ¿No ven que me están espantando al personal? Además, sepan que esta mesa es mía, la pague yo, con mi dinero... ¡Así que ya me están desembolsando lo que me deben o se van yendo al carajo con todo el puñetero cuento de sus mapitas y sus estúpidas guerras! ¡Ah, y el agua no es gratis!

Mesa #07. Jueves 01/07/1971 11:48

─¿Y usted, señora, qué va a tomar?
─Pues un gin-tonic con hielo y limón.

─¿Y él?
─ Yo un whisky doble, con hielo.
─Perdón, pero aquí no servimos bebidas alcohólicas a niños.
─¿Lo ves, María? ¡Ya te dije que no era buena idea afeitarme el bigote!

jueves, 27 de octubre de 2011

Mesa #14. Sábado 16/07/2011 14:12

─¡Atención, por favor! ¡A ver! ¿¡Pueden atenderme!? ¡Gracias! ¡Veamos: este es un test encargado por una empresa de estudios de alineación... Perdón, de tendencias psicológicas del inconsciente colectivo, ¡sí! ¡Es importante que en el test sean transparentes; en fin, que respondan con sinceridad! ¡El test que les voy a entregar tiene sólo una pregunta y respuestas infinitas! Es así... ¡La pregunta es! ¡Atención, por favor atiendan! ¡Graciiaas! ¡La pregunta es! ¿¡El enemigo íntimo preferido por los míos y por mí será!? Por ejemplo: Ratzinger, Mourinho, Aznar, Bakunin, Hitler, España, Portugal, E.T., Sandokán, Guardiola, Stalin, la princesa Leia, Catalunya, Tortosa, Ángela Merkel, la Duquesa de Alba, la Pantoja; en fin, lo que prefieran. ¡Se aceptarán un máximo de diez! ¡Adelante!
─¿Quiere tomar algo, señor?
─Un momento. ¡Sepan que con ellos podrán hacer lo que quieran! ¡Destruirlos, machacarlos, darles la vuelta, desmontarlos y volverlos a montar como si fueran kits de juguetes para después quemarlos! ¡Necesitamos conocerlos como sea! ¡Y sepan una cosa, la hoja jamás podrá quedar en blanco! ¡No me decepcionen, por favor! ¡Por muy “buenistas” que se crean seguro que odian a algún famoso, etnia o directamente a un país entero! ¡Y así conoceremos nuestro enemigo íntimo ideal! ¡Así será todo más fácil! ¡Gracias a todos!
─¿Quiere tomar algo?
─No, nada.
─Debe consumir.
─Lo que debo hacer es repartir el test.
─Si no consume no habrá test.
─Un café tímido.
─Voy.
─Tenga el test, tenga, tenga, el test, tenga, hola...

©Juanjo Díaz

Mesa #11. Jueves 07/08/1997 11:03

Supongo que el maíz lo estarán plantando, el café a lo mejor recolectándolo y el cerdo aún estará vivo.

Y las uvas del vino en la viña.

Y la vaca pastará alegremente porque aún la tendrán que ordeñar.

Y los platos los estarán fabricando, supongo.

Y la cafetera aún será un proyecto.

Y el agua surcará el manantial.

Y... es un milagro que hayan puesto mesas y sillas.

Nos van salir telarañas.

¡Oiga! ¡Camareroo!

¿Es a mí?

¿Se acuerda de nosotros? Hace rato que le hemos pedido un café con leche, un croissant, un vaso de vino y un bocadillo de chorizo.

Y un vaso de agua.

No soy el camarero.

Pero si a todo nos decía que sí.

Es un tic, a todo digo que sí, y tenía prisa por ir al lavabo; y encima soy muy educado, y, y un poco tartatamudo y lelo, lo, lo siento.



©Juanjo Díaz

Mesa #10. Sábado 12/05/1972 03:30

─Señora, ¡que tenemos que cerrar!
─¡Ya he dicho mil veces que de aquí no nos levantamos hasta que el niño no se haya comido el bocadillo de tortilla!
─¡Mamá, es que no me gusta la tortillaaaaaaa! ¡Estoy cansado y quiero irme ya a casaaaaa!
─¡Tú come y calla!

Mesa #07. Sábado 16/09/1995 12:22

─Háblame de ti.
─Pues tengo veintidós años, vivo con mis padres, estudio en la universidad.
─¿Qué estudias?
─Farmacia.
─Vaya. Continúa.
─Vale... He tenido dos novios; nada serio, sólo rolletes de un mes como máximo.
─¿Por qué cortaste?, si es que puedo preguntártelo.
─No me llenaban como personas. Vamos , no es que vaya de exigente por la vida. Pero no todo es sexo e irse de fiesta. Que está muy bien, pero también existe de por medio el tema intelectual.
─Qué interesante. ¿Te gustan el arte y la música entonces?
─Mucho. Y la lectura, pasear por la playa, hacer excursiones, ir al cine o ver películas en el sofá de casa con mi pijama y tapadita con una mantita. Bueno, ¿y tú? ¿Qué puedes decirme de ti?
─Pues que somos bastante semejantes. También me gusta la naturaleza, el cine, la literatura, pero sobre todo la música.
─¿Qué clase de música?
─La verdad es que no le hago ascos a nada. Podría decir que la música es mi vida. Una constante.
─Entonces... ¿Es eso a lo que te dedicas?¿Eres disc-jockey?
─Bueno, no exactamente. Verás, es complicado... ¿Sabes cuando de repente tienes todo el día metida una tonadilla en la cabeza y no hay forma de sacártela?
─Sí.

─Pues... digamos que yo soy el responsable de ello.

Mesa #10. Viernes 12/05/1972 08:05

─Buenos días, señora, ¿qué les pongo?
─Para mí un bocadillo de sobrasada caliente y un Trinaranjus. Para el niño un bocadillo de tortilla y una gaseosa.
─¡Mamáaaaaaa, que no me gusta la tortillaaaaa!
─Hoy comes tortilla porque a mí me sale de las narices. Ya estoy harta de tantas puñetitas con la comida.
─Señora, si el niño no le apetece la tortilla podemos traerle otro bocadillo; aquí hacemos muchos, ricos y muy variados...
─¡Que no! El niño va a comer tortilla y no se va a levantar de la mesa hasta que se la haya comido.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Mesa#02 Miércoles, 26/10/2010 20:15


─Buenos días, caballero. Usted dirá.
─Buenos días.
─Buenos días. ¿Qué va a ser?
─¿Qué va a ser el qué?
─Que qué va a tomar el señor.
─Ah, nada, nada. Muchas gracias.
─Verá, es que no puede ocupar una mesa sin consumir.
─Oh... pero yo ya estoy consumiendo. Consumo aire del local.
─No, oiga, no. El aire del local no está tarifado y no puedo cobrarle por él. Menos bromitas y dígame ya qué va a tomar.
─¿Puedo tomar su mano? Perdón, perdón. Es que me lo pone usted muy difícil.
─¡Pero cómo difícil! Usted sólo puede estar aquí si viene y consume.
─¡Pero ya lo hago! Mientras hablo con usted consumo mi tiempo, el suyo, el tiempo en general. Incluso me consumo yo mismo y se consume usted. ¿No lo ve?
─¿Usted se cree que yo puedo estar aquí hablando memeces con usted?
─Huy, no, discúlpeme. Vaya, vaya usted a seguir trabajando que le estoy entreteniendo.
─A ver, ¿va usted a tomar algo o tengo que pedirle que abandone este local?
─¿Le va mejor que salga a la terraza y tome el sol? ¿El aire quizás?
─El viento. Puede ir usted a tomar viento. O por saco, lo que prefiera. Eso sí, son ciento veinte euros que puede abonar en caja.
─Pero no es tiempo de abonar todavía. Creo que para eso volveré cuando lleguen las lluvias. Ha sido usted muy amable. Mucho gusto.
─O se marcha ya de aquí o sí que voy a tener que encargarme de explicarle de quién va a ser el gusto.

Mesa #07. Sábado 02/04/1988 12:23

─Y ahí estaba, con sus ocho años recién cumplidos y corriendo muy veloz, sin mirar ni un momento hacia atrás, dándolo todo. ¿Sabes?, había como tres metros de distancia entre él y el resto del pelotón.
─Vaya, menuda agilidad, ¿no?
─¡Un primor! ¡Qué felicidad! Yo con lágrimas en los ojos. Más orgulloso de él... ¡Y el jodido! ¡La de pasta que me hizo ganar!
─Oye... ¿Me estás diciendo que apuestas dinero en las carreras de tu hijo?
─¡Pero qué puñetas dices! ¿Mi hijo? ¡Pero si mi hijo es un puto vago! ¡Estaba hablando de Trusky, mi galgo de carreras!


Mesa #10. Domingo 13/06/2004 12:16

─¿No resulta maravilloso?
─¿El qué?
─Que se le pueda sacar el hueso a una aceituna y rellenarla después de pimiento o de anchoa.
─O atún.
─También, cierto.
─Siempre me he preguntado cómo se les quita el hueso a las aceitunas sin destrozarlas.
─Pues una vez visité una fábrica y vi cómo lo hacían.
─¿Ah, sí?
─Sí. Recuerdo que primero las clasifican, luego las van haciendo pasar por unos tornos donde se van colocando una por una; las hacen ir todas en fila india por la deshuesadora, una especie de máquina que las atrapa y una punta, tipo punzón, en un extremo, de un golpe  les va quitando el hueso; es increíble ver cómo sale limpio. Luego las van rellenando.
─¿A mano?
─No burro, de la misma forma, pero inyectándoles el relleno.
─¿Y qué hacen con el hueso?
─Antes se tiraba. Ahora se utiliza para crear combustible.
─¿Para coches?
─No, para estufas. ¿Sabes que dos kilos de huesos de aceitunas equivalen a un litro de combustible?
─Vaya. Pues a mí me gusta
 todo tipo de aceitunas. No tengo problemas. 
─A mí me sucede lo mismo, pero me fascinan las rellenas. Creo que es el mejor aperitivo del mundo...
─Siento llevarte la contraria, pero el mejor aperitivo del mundo son los berberechos con salsa de tabasco.
─¡Qué dices! Donde se ponga una buena ración de aceitunas que se quite todo lo demás.
─¿De qué habláis?
─Seguro que de fútbol o de "guarrindinguis punto com".
─Vaya, los dos tardones. ¿Ya habéis pedido?
─No, pero me apetece un Martini.
─Si lo pides blanco no te olvides de que le pongan una aceituna.
─Quita, quita, eso son mariconadas. Yo lo quiero con hielo.
─Pues yo me voy a pedir una birra... y algo para picar.
─Pues sí, ahora que lo dices.
─Nosotros nos hemos acabado una ración de aceitunas rellenas. Precisamente hablábamos de si era mejor aperitivo las aceitunas o los berberechos con tabasco.
─¡Apuntadme un tanto a los berberechos picantes!
─¿A que sí?
─Por supuesto. ¿Sabéis lo que me gusta más y que sigo haciendo desde que era niño?
─¿Qué?
─Mojar patatas fritas, de ésas de bolsa, en el jugo de los berberechos. ¡Es orgásmico!
─Joder, tío, debe de quedar eso hecho una plasta.
─¡No! Hay que calcular bien el tiempo de contacto entre la patata y el jugo. Por regla general dos segundos y al gaznate. Madre mía, qué bueno está eso.
─Pues a mí me gustan las patatas fritas con vinagre.
─Joder y a mí, pero luego te quedas con la boca hecha un Cristo.
─Pues dicen que la creación de las patatas con vinagre fue por culpa de un error.
─Pues menudo error más delicioso.
─Lo que son las cosas, ¿no?
─Pues a mí como una ración de patatas bravas...
─O bombas.
─También.
─¿Con All i Oli?
─Con lo que sea pero que pique mucho.
─La madre que os parió, me está entrando hambre de nuevo y la parienta en casa preparando la paellita; además hoy vienen a comer los suegros y el imbécil de mi cuñado.
─Menudo cabronazo tu cuñado.
─No me lo recuerdes. Con cuarenta y cinco tacos y no da palo al agua; todo porque dice que está deprimido. El tío vive con sus padres y a pie de rey. Encima yo, como un idiota, currando de sol a sol y he de darle pasta cada vez que viene a casa porque, si no lo hago, mi mujer esa noche me hace dormir en el sofá.
─Manda huevos.
─Búscale novia.
─No, que con la suerte que tengo seguro que es igual de lerda que él y luego me toca hacerles paga doble.

─¡Camarero! Ponga un Martini con hielo y una cerveza fresquita...
─¡... Que sean dos...!
─¡... Tres!
─Y una ración de bravas, una de berberechos picantes y una bolsa de patatas fritas...
─... Y otra de aceitunas...
─... Y una de croquetas...
─¿Y tenéis navajas?
─Sí, señor.
─Pues una de navajas también.
─¡Oye, que dentro de una hora tengo paella!
─¡Calla, y si no quieres picar no piques! ¡Que tú hoy te vas a poner como el Kiko!
─Por cierto, ¿sabéis quién era el Kiko?
─No.
─Qué va.
─Ni idea.
─Pues yo enseguida os lo cuento...

martes, 25 de octubre de 2011

Mesa #07. Viernes 04/06/1976 11:16

─Así que quiere ser actriz.
─ Sí, he soñado con esto toda mi vida por eso he dejado el pueblo y me he venido a la gran ciudad para hacer una carrera en el mundo del espectáculo.
─Perfecto. ¿Y ha actuado con anterioridad?
─Bueno, sí, pero de pastorcilla en el belén viviente. No decía nada, sólo llevaba una oveja en los hombros. La muy marrana no hacía más que hacerse pis y caca encima de mí. Acabé dejándolo. No sé si le sirve pero también he trabajado en un bingo. Pero nunca cantando números, sólo repartiendo cartones. Muchos clientes me tenían de amuleto porque solía repartir mucha suerte. El problema es que las compañeras estaban llenas de celos y me hicieron la vida imposible. Al final me metieron en un lío y acabaron echándome...
─Vaya, qué lastima.
─¿Y usted es director de cine?
─Bueno, yo soy productor.
─¿Y eso qué es?
─Digamos que yo consigo las cosas que necesita el director para hacer una película.
─Vaya. ¡Entonces usted es muy importante!
─Lo soy.
─Qué suerte la mía. ¿Y usted ve que tengo posibilidades para poder triunfar?
─Por supuesto. Es joven, muy atractiva, con unos ojos preciosos...
─Oh, gracias, son como los de mi abuela.
─¿Sabe bailar?
─Bailar cómo... ¿Se refiere agarrado?
─No, baile moderno, como se hace ahora en las Boites.
─Bueno, sí, no se me da malamente. Aunque voy muy poco a esos sitios. Bueno, sólo he estado en una y había mucho ruido y no se podía hablar.
─No se preocupe.
─Oiga, ¿la película es un musical? Huy, a mí me encantan los musicales. He visto Siete Novias para Siete Hermanos unas seis veces...
─No, no se trata de un musical, pero sí hay escenas con baile.
─Ah, vaya... ¿Y en qué iba a consistir mi papel?
─Bueno, sería la mejor amiga de la protagonista. Las dos trabajan y viven juntas en un piso del centro.
─¿De qué trabajan?
─Son bailarinas.
─¿De ballet?
─No, algo así como las "gogós".
─¿Qué es eso?
─Unas bailarinas modernas como las de Londres...
─Ah...
─Su amiga tiene un novio, un galán, que la quiere mucho, pero que es un poco golfo.
─Como la mayoría de los chicos.
─Sólo los de ciudad.
─Qué se piensa... Los de campo también. Se lo digo yo que me he tenido que quitar a más de uno de encima.
─Bueno, pues el novio de su amiga, como ella no le hace mucho caso, se acaba fijando en su personaje, que es una chica mucho más liberal.
─¿Qué es eso de liberal?
─Más lanzada, sin reparos.
─Ah...
─Así que se acaba acostando con usted...
─¿Qué? ¿Acostando conmigo? ¡Oiga usted, a ver si se piensa que yo soy una pelandusca!
─¡Shhhhhhhhhh!... ¡No hace falta que grite! Eso sólo sucede en la película, no en la vida real...
─Ah, menos mal... ¡Porque yo quiero ser actriz, no una cualquiera!
─Bueno... Déjeme que le cuente. Él se acaba enamorando perdidamente de usted y un día su amiga los descubre en la cama, desnudos, haciendo el amor...
─¿Desnudos?¿Él y yo?
─Sí, claro. Es una película de destape que es lo que se vende ahora... Además usted tiene unos pechos muy bonitos...
─¡Pero será posible semejante insolente!
─Oiga... ¡Ayyyy...!
─¡Guarro! ¡Pervertido! ¡Degenerado!

¡Pero déjeme ya de arrearme, caray...!
─¡Sucio! ¡Depravado!...
─¡Basta! Vamos a ver, usted me ha dicho que quiere ser actriz, ¿sí o no?
─Sí, pero...
─¡Pues sepa que tal y como está el panorama cinematográfico en este país, ahora, en estos instantes, si usted quiere trabajar delante de una cámara, va a tener que acabar por enseñar mucha carne!

lunes, 24 de octubre de 2011

Mesa #10. Miércoles 19/11/1980 10:47

─¿Me estás diciendo que me has llamado para decirme, aquí, ahora, en este café, que el niño que estás esperando desde hace ocho meses es mío?
 ─Sí, y que me casé con tu hijo porque en realidad siempre he estado perdidamente enamorada de ti.

Mesa #10. Viernes. 19/12/1986 16:22

─¡Hey! ¿Qué sucede?
─No sé... No me siento bien...
─¿Te encuentras mal? ¿Quieres que pida una manzanilla?
─No, no me duele nada, es otro tipo de malestar.
─Vaya, ¿puedo ayudarte?
─Sí, no haciendo más preguntas.
─Lo siento.
─No, perdóname a mí. Ya a estas alturas debería estar acostumbrado. Mira, no es la primera vez, ni creo tampoco que sea la última.
─No te entiendo.
─¿Nunca has tenido remordimientos?
─¿Remordimientos?
─Sí, sobre cosas que has hecho... Cosas que no deberías hacer. Asuntos que se deberían poder controlar y no escaparse de las manos por culpa de un estúpido arrebato.
─¡Ah!, ¿te refieres a...?
─¡Sí!
─Bueno, no te voy a negar que a veces no tenga algo de arrepentimiento. Ya sabes, que cuando llegue a casa no me sea fácil mirar a los ojos de mi mujer o incluso besar a mi hija. Pero he de decirte que eso me sucedía mucho más al principio. Ahora no tanto. Bueno, ahora casi nada. Creo que al final a los remordimientos les sucede como a los pies.
─¿A los pies?
─Sí, que de tanto roce, de tanta mentira acumulada, se producen callos. Supongo que el engaño y el autoconvencimiento son buenos aliados. Ya sabes, si no quieres joder tu vida mejor una buena mentira que abrir la tapa del pozo de la mierda y removerla. No sé. Es posible que sea innato en nosotros los hombres... ¡Qué mierda!, tal vez es algo común en todos, hombres y mujeres. Sea lo que sea los que deseamos sobrevivir, por lo menos ser un poco más felices de vez en cuando, preferimos acabar anteponiendo ciertos valores a otros y tirar hacia adelante sin entrar en conflictos internos. En definitiva: ¿Para qué coño sufrir si podemos ser felices?
─¿Felices? ¿Llamas tú felicidad a esto? ¡Para mí se vuelve insoportable! Me siento como un asesino, uno de esos que la gente se extraña de que sea tan buena persona y en el fondo es una bestia parda.
─¡No digas gilipolleces! ¿Cómo te vas a comparar con un asesino? ¡Tú no estas matando a nadie!
─Sí, estoy cometiendo un asesinato, estoy acabando con la sinceridad y con la ...
─¿... Fidelidad? ¿Ves? Lo que te decía, siempre las mismas canciones. Mira, tío, lo que te sucede a ti le ha sucedido y le sucederá a mucha más gente, es normal. Pero, si no quieres vivir así toda tu vida, o te acostumbras o vives perpetuamente atormentado. Además, creo que deberías buscarle el lado positivo a tus preocupaciones.
─Mis preocupaciones no tienen lado positivo...
─¿Cómo que no? ¡No me digas que cada vez que saltas la barrera no disfrutas acaso con ello! Y no lo niegues, porque hoy te he visto hacerlo.
─Sí, ¡claro que disfruto! ¡Oh, mierda! Eso es lo qué más rabia me produce.
─¿El qué?
─Pues que a veces lo encuentro lógico. Incluso hasta bonito... Pero luego la lógica me juega estas malas pasadas.
─Mira. Tu problema, como el de otros, y ahí podría incluirme yo también, es que miramos todo desde la perspectiva de los demás. Siempre que damos el salto en nuestra cabeza está el “¿Qué dirán...?”, “Mira a esos guarros...”, “Y qué dirían su mujer y sus hijos si lo viesen en esos momentos...”.
─¡No sigas! Eso me hace sentir mal.
─Hey, tío, ¡no llores! ¡Quítate esos prejuicios! No son tuyos. Quizás tu problema, como lo fue el mío, sea no tener los suficientes cojones para renunciar en su tiempo a los cánones establecidos de fundar obligatoriamente una familia.
─Yo quería.
─¿Seguro?
─Ahora ya no lo sé... Pero si me equivoqué o no, si no tuve los suficientes cojones para pararlo, no me arrepiento de nada, ni mucho menos de mis hijos.
─Ni yo. Sólo que igual, si lo hubiéramos pensado mejor, sin tanta mierda ni presión a nuestro alrededor, la cosa hubiera sido muy diferente y ahora tú no estarías aquí, llorando, por haber follado hace menos de una hora conmigo.

Mesa #07. Viernes 12/11/2010 09:11

─¿Qué les sirvo?
─Yo un café; que sea con azúcar, no me gusta la sacarina.
─¿Y usted?

─Yo otro, sin azúcar.
─Perfecto, enseguida se lo traigo.
─¡Mierda!
─¡Qué?
─Disimula...
─¿Perdonen, pero no les estaba atendiendo yo en la otra mesa?
─¿A nosotras?
─Sí, han pedido lo mismo que a mi compañero. Café sin sacarina y café sin azúcar.
─Huy, pues...
─Ah, vale. Debe de haber sido a Claudia e Isabella...
─¿Eh? ¿A quién? Aiiissss. Sí, sí, debe de haber sido a ellas...
─Son nuestras hermanas gemelas.
─Sí, vamos juntas a todos lados pero a ellas les gusta sentarse separadas; ya sabe, toda la vida haciendo de gemelas nuestras...
─Quieren un poco de libertad...
─Ah, de acuerdo, lo comprendo. ¿Y ahora dónde están?
─Pues deben de haber ido al baño.
─Ya sabe cómo somos las mujeres... Siempre vamos al baño de dos en dos. No creo que tarden en salir.
─Vale, perdonen, no hay problema.
─¡Hey, tú que haces en mi mesa?
─Nada, sólo...
─Ahueca el ala que aquí no se te ha perdido nada. Aquí tienen, señoras...
─¡Señoritas!
─Señoritas, excúseme. Su café con azúcar y su café sin edulcorante añadido.


Mesa #08. Sábado 23/04/2005 18:07


—¿Desde cuándo eres camarero?
—Desde siempre. ¿Y tú? ¿Desde cuándo eres cliente?
—Yo también desde siempre.
—¿Qué quieres tomar?
—Un café solo, gracias.
—Ahora mismo.
—¿Ves? Lo has hecho muy bien. Se nota tu experiencia como camarero.
—Tú también lo has hecho muy bien. Se nota tu experiencia como cliente.

Mesa #08. Viernes 12/11/2010 09:08


—¡Corre, corre! ¡Aquí!
—Madre mía, la que está cayendo.
—Aquí, en esta mesita, estaremos bien mientras escampa.
—Tomaremos un café. Espera. ¿Tú tienes dinero?
—No...
—Pues yo tampoco...
—Cuando venga el camarero nos levantamos y nos cambiamos de mesa. Podemos ir esquivándolo y, con suerte, mientras, escampará.
—Pero el camarero vendrá detrás.
—No. Escucha: cuando venga el camarero nos levantamos como si nos fuéramos y vamos hacia la puerta; entonces él se girará y mirará si hay otra mesa que le requiera. Vamos lentamente y, justo antes de salir, nos cambiamos de mesa. Entonces el camarero puede que ya esté en la barra y tenga que volver a mirar para volver a salir para volver a venir a preguntarnos y volver nosotros a hacer que nos vamos.
—No sé, algo me dice que esto no va a funcionar.
—Perdonen, ¿qué les traigo?

domingo, 23 de octubre de 2011

Mesa #10. Miércoles 08/04/2009 23:58

─Me alegra que hayas venido...
─¿Qué sucede?
─Estamos metidos en un gran problema.
─¿Metidos? ¿De qué estás hablando?
─Se ha muerto...
─¿Se ha muerto quién?
─¡Quién va a ser, el abuelo!
 ─¡Sshhhhhh! ¡Haz el favor de hablar más bajito!
─Pues eso que se nos ha muerto...
─¡No jodas!
─Sube a comprobarlo. Ahí lo tienes, todo tieso, en su cama.
─¿Estás seguro?
─¡Claro que estoy seguro! Está frío, no tiene pulso. He acercado la oreja al pecho y no he escuchado su corazón; también lo he zarandeado de un lado a otro y no se despertaba; tampoco respiraba... Sí, tío, he hecho como en las películas, le he puesto un espejo en la boca y la nariz para comprobarlo y nada. Más muerto que una estatua de mármol.
─¡Mierda!
─¿Y qué vamos a hacer?
─¡Hay que actuar rápido!
─Oye, ¿cuánto tardará...?
─¿Tardará...?
─Ya sabes, en pudrirse y apestar.
─¡Y yo qué sé! Una vez leí en una web de Internet que ahora los cadáveres tardan más en descomponerse por culpa de los conservantes alimenticios.
─Pero aunque tarde acabará pudriéndose y apestándolo todo. Y eso no es nada bueno para nosotros.
─¿Y si lo enterramos?
─¿Para que un día lo encuentre alguien? Debe quedarse a nuestro lado el máximo tiempo posible... Podríamos necesitarlo.
─¿Y para qué íbamos a necesitarlo?
─Pues, no sé, nunca se sabe... Pero es esencial que esté con nosotros.
─Prefiero enterrarlo. Me da grima tener un muerto en casa.
─Pero si no tengo ni idea de hacer un agujero con una pala y tú menos... Además, ¿has visto esos bracitos que me llevas?
─¿Qué les pasa a mis brazos?
─Pues que están esmirriados. Parecen los de un puto Emo. Con eso no levantas una pala ni ayudado por una grúa.
─Podríamos disecarlo...
─Muy bien... ¿Ves qué fácil? No sabemos hacer agujeros en tierra pero sí sabemos disecar a un muerto.
─Tengo un amigo...
─¿Estás loco?
─Pero él es taxidermista. Me debe varios favores. Sé cosas suyas sobre temas de caza furtiva que le podrían perjudicar mucho... Creo que por ahí le podemos parar los pies si es necesario.
─¿Y tú crees que nos puede ayudar...?
─No sé, tal vez... Puedo hablar con él. Incluso le podíamos dar un aliciente por tener la boca cerrada... Oye, ¿por qué me miras así? Sería hasta justo...
─Haré como si no lo hubiese escuchado. Prefiero no decir lo que pienso en estos momentos.
─Como quieras. ¿Vas a subir a verlo?
─¿A quién?
─A quién va a ser... ¡Al abuelo!
─Pues no va a haber más remedio... Déjame que antes me tome un café y un coñac bien cargados.
─Oye, si lo prefieres podríamos hacer como es debido; ya sabes... Llamar a la policía, enterrarlo como Dios manda y...
─¿... Perder la pensión del abuelo y ponernos a trabajar? ¡Y una mierda!

sábado, 22 de octubre de 2011

Mesa #07. Domingo 05/05/2002 11:29

─¡Tú primero!
─¡No, tú primero!
─Vaaaaaa.
─Vengaaaa, vaaaale. ¡He encontrado trabajo! ¿Y tú?
─¡Yo también!
─¡Waaaaaaalaaaaaaaa, tía, ahora por fin podremos irnos a vivir juntas!
─¡Sí! ¡Independizarnos de nuestros padres!
─¡Montar fiestas!
─¡Llevar chicos a casa!
─¡Va a ser la hostia!
─Vamos a celebrarlo... ¡Camarero! ¡Dos cubatas bien cargaditos!
─Bueno, ¿y en qué va a consistir tu trabajo?
─De dependienta, en un supermercado.
─¡Qué casualidad, como yo!¿Y en que supermercado va a ser?
─En el Ahorrarín.
─¡Igual que yo!
─Oye, a ver si vamos a ser compañeras...
─Pues lo más probable; sólo hay un Ahorrarín en toda la ciudad.
─¡Es cierto! Qué suerte la nuestra, ¿no?
─Sí, la que vamos a liar.
─ Ja, ja, ja, ja, ja... Vamos a ser las reinas.
─¿Y en qué sección te han puesto?
─Creo que algo relacionado con los quesos.
─A mí me han dicho que con patés y membrillos.
─¿Oye y ti también te han preguntado si tienes don de gentes o si sabrías aguantar mucho tiempo una bandeja?
─Sí, y les he dicho que ya había trabajado de camarera, sirviendo mesas.
─Como yo. ¿Qué raro no?

─¿El qué?
─Que nos hicieran esa pregunta...
─Bueno, no te preocupes, ya lo averiguaremos en cuanto lleguemos. ¿Cuándo empiezas a trabajar?
─Mañana.
─¡Como yo!
─¡Ya verás, en una semana, con nuestro nivel nos hacen las jefas!
─¡Ni que lo digas! ¡Ya voy buscando piso!

Mesa #10. Viernes 06/03/1985 22:31

─Siempre quise trabajar en un circo, de payaso.
─Ese ha sido el sueño de muchos, sobre todo cuando han sido niños.
─El circo está acabado.
─Ya lo sé. Pero eso no ha sido lo que realmente me ha echado para atrás.
─¿No? ¿Y qué ha sido?
─La idea de maquillarme día tras día... ¡Es tan de maricones!

Mesa #14. Viernes 17/02/2010 20.45


─El otro día... o creo que ayer, no sé...
─¿Eh? ¿Decías?
─Decía que... ¿Qué te decía, Susana?
─Hablabas de un viaje en avión.
─¡Ah, sí! Te hablaba del último vuelo que sufrí.
─Ah, ¿y qué tal?
─Fue raro. Volábamos en un airbus ─A3003, creo y de repente las luces comenzaron a parpadear y el aparato comenzó a subir y bajar como una montaña rusa.
─Vaya, qué agradable.
─Al instante las azafatas nos sirvieron té y pastas y nos explicaron que todo estaba bajo control.
─Ok. All controlled!
─Eso. Comiendo a duras penas las pastas y el té, el avión giró casi verticalmente y luego se enderezó para repetirlo al revés. Y, para más inri, por megafonía se comenzó a oír la conversación entre el piloto, el copiloto, el ingeniero técnico y creo que un astrofísico que andaba por ahí. Discutían para tratar de enderezar el avión.
─Ah.
─Las teorías del piloto eran rebatidas por el astrofísico para ser discutidas de nuevo por el ingeniero. Uno hablaba de los flaps y el otro del sistema informático. El astrofísico aseguraba que la solución era acelerar. El copiloto se negaba alegando que con esa medida el avión entraría en colapso. Para tranquilizarnos, las azafatas nos volvieron a servir más comida, creo que la cena, sí. Los bandazos continuaron y las teorías de los iniciados también.
─¿Iniciados?
─La tripulación, los que debatían lo que teóricamente controlaban.
─Ya.
─Un pasajero avisó a una azafata de que, en fin, que se oía todo. Rápidamente reaccionó y con gran profesionalidad y estilo corrió hacia la cabina. Pero antes de que lograra desconectar los altavoces se oyó: “... Sinceramente, caballeros, debemos admitir que no sabemos lo que ocurre...”
─Vaya.
─Qué sinceridad.
─Hice de tripas corazón y me comí el pollo azul con las patatas elásticas, luego bebí para superar la crisis hasta que acabé extasiado y muy pesado de coco.
─¿Y cómo terminó la experiencia?
─Sinceramente, no sé si ocurrió o si sólo es una divagación o si todo es una broma que tal vez ocurra o que jamás termine. No sé si voy o he ido. Cada vez que pienso en lo que decían los "enteraos" me lío más. Cada vez que leo, me duermo.
─¿Qué leías?
─Ya sabes, revistas; la prensa canallesca, dicen.
─Vale.
─Y por las ventanillas se comenzaron a ver muchos agujeros neeeegrooooos, hasta que entramos en uno y creo que nos dormimos todos. Con lo cual deduzco que esto es un sueño.
─No vas mal.
─¿Eras una de las azafatas?


©Juanjo Díaz

viernes, 21 de octubre de 2011

Mesa #07. Lunes 03/09/2001 08.45

─¡Qué envidia me das!
─¿Por qué?
─¿Te parece poco? ¡Te casas este sábado por todo lo alto y para el colmo te vas de viaje de novios a los Estados Unidos!
─Ah, sí, claro, es estupendo pero... ambas cosas me aterran.
─¡Qué dices!
─Verás, en primer lugar no estoy segura de casarme ahora, tan pronto.
─¿Tan pronto? Niña, ¿para ti once años de noviazgo no son suficientes?
─Sí, lo son. Pero creo que aún no estoy preparada para la vida de casada.
─Escucha, que  lo digan de mí que soy un pendón desorejado lo encontraría más que lógico; ¡pero tú! Tú has nacido para el matrimonio y para tener hijos... ¿Oye, no estarás enamorada de otro?
─¡Pero qué dices! Amo a Juan como el primer día, sabes que lo adoro, es el hombre de mi vida, quiero vivir y hasta morir a su lado.
─¿Entonces?
─No sé, pero desde que hemos movido esto de la boda es como un mal presentimiento. Siento que tras casarme mi suerte va a cambiar a peor.
─¡Son los nervios! Siempre son los nervios. Escucha, dudar es algo natural, Y más aún cuando quedan seis días para el enlace.
─Sí, va todo tan rápido...
─Venga, dejemos lo de la boda de lado. ¿Cómo llevas lo del viaje?
─Pues no sé si eso es aún peor. Ya sabes lo que me aterra volar.
─Pero si el avión es el medio de transporte más seguro.
─Eso dicen todos... Mira, si fuese un vuelo corto aún te diría que no me importa. Pero Juan se ha emperrado en volar desde aquí hacia Boston y de Boston a Los Ángeles. Bueno tampoco había otra alternativa para esas fechas... Pero para mí todas esas horas dentro del avión van a ser como entrar en la casa del terror y no poder salir por mucho que lo intente.
─No pienses en eso... Pasará todo muy rápido, ya lo verás. Lo que no entiendo es por qué os vais a Los Ángeles, con los feo que es. ¡Podríais haber elegido Nueva York! En septiembre es la mejor época para pasear por sus calles y sus parques; y la vista de la ciudad desde lo alto de las Torres Gemelas es espectacular.
─Ya, pero él se ha emperrado en visitar Hollywood. Si por mí fuera desviaba ese dichoso avión y lo hacía aterrizar en el mismísimo centro de la Gran Manzana. Pero no me caerá esa breva.

jueves, 20 de octubre de 2011

Mesa #07. Sabado 04/02/1978 08:32

─Un carajillo bien cargado de orujo.
─Pues para mí sólo un café, gracias. Oye, sí que vienes guerrillero tan temprano, que te pillas para desayunar un carajillo.
─¡Es que ya no se puede ir por la calle tranquilo!
─A ver... ¿Qué te ha pasado ahora?
─Pues nada, que viniendo hacia aquí casi me cae encima un bebé que se había arrojado de un séptimo piso. ¡Suerte que me he apartado justo a tiempo! Pero aún y así... ¡Mira como me ha puesto de sangre la chaqueta el muy cabronazo! 

Mesa #06. Martes 11/03/1919 18:49

─A ven, dime site sabes nos meses den año.
─¡Meseeeeeero, Fiebreeeero, Maaaanso, Abrín, Maaallo, Juuuñio, Jundio, Angooosto, Sentieeembre, Nooontubre, Nomieeeembre y Disiendre!
─Mun bien, mun bien. Doma, das ganao una gandlleta.
─¡Gole, gole! ¡Mudyas garasias!

Mesa #10. Martes 02/10/1979 18:25

─¿Te has fijado? ¡Qué asco!
─¿El qué?
─Ese hombre de la mesa del fondo. ¡Se está masturbando!
─¿Qué?
─Sí, observa. Está mirando fijamente la pantalla del televisor y se está tocando sus partes.
─Huy, pues ahora que lo dices es cierto... ¡Será guarro! Ahora mismo me levanto y le voy a decir algo.
─¡Nooo! ¿Y si de repente le recriminas, hace ver que se marcha, nos espera fuera escondido y en un descuido nos mete a las dos en un callejón y nos viola?
─¡Cierto! Dejémosle en paz. Mejor que se desahogue con la presentadora.

Mesa #05. Martes 26/09/2006 16:12


—Necesito que me ayudes.
—Dime.
—¿Cómo hago para volverme vampiro?
—Joder, pues como todo el mundo. Lo mejor es que te muerda otro vampiro.
—Ya, pero no sé dónde hay.
—¿Has mirado en los callejones del barrio gótico?
—Sí, y nada.
—Pues no sé, tío. Hay otras formas, pero la mejor es ésa. Necesitas localizar a un vampiro y que te muerda.
—¿Y tú? ¿No tienes que hacerlo?
—No, yo no. A mí me ha pedido que mate a un tipo que vive detrás de los estudios de cine.
—¿Ah, sí? ¿Y cómo lo vas a hacer?
—Pues no sé, como todo el mundo, supongo. Agarro un cuchillo, voy a su casa y se lo clavo.
—No creo que sea tan fácil.
—Te sorprendería lo fácil que es hacer algunas cosas...
—En fin, estoy bloqueadísimo. No puedo avanzar hasta que encuentre un vampiro que quiera morderme. La vida es una mierda.
—Qué derrotista eres.
—Es que me tenía enganchado el puto juego, ahora ya no podré pasármelo nunca...

miércoles, 19 de octubre de 2011

Mesa #07. Domingo 10/03/2019 02:39

─Mamá, fueron los Reyes Magos... Pero Gaspar no tenía la culpa.
─¿Los Reyes Magos? ¿De qué estás hablando?
─Que fueron los Reyes Magos los que mataron a papá. Pero Gaspar no estaba aquí. Él ya se había muerto. Todo lo hizo Melchor, a sangre fría.
─Pero, ¿por qué dices estas cosas?
─No soy yo, es papá quien me lo dice. Lo tienes delante desde hace mucho rato y aún no te has dado cuenta.

Mesa #10. Jueves 16/07/1987 21:39

─¿Se puede saber por qué te tomas todas las bebidas hirviendo?
─Muy sencillo. ¿Los seres humanos somos de sangre caliente o de sangre fría?

─ Caliente.
─Pues entonces, ¿para qué puñetas necesitamos tomar cosas frías?

martes, 18 de octubre de 2011

Mesa #14. Lunes 11/09/2000 08.45

─...Nada es lo parece, que no le quepa duda, nos movemos con caretas y damos cuentas al mejor postor; la gente parece feliz...
─¿De qué me habla?
─Sabe muy bien de qué le hablo, usted también se encuentra metido en el juego.
─El juego de la desdicha en un mar convulso.
─Un mar de queroseno a punto de explotar.
─Eso no es asunto mío, yo solo recibo órdenes y las ejecuto.
─Ya.
─La señal son estos dos terrones de azúcar que usted me pedirá para que los ponga en su café, le seguirán y le darán instrucciones. Por ahora debe seguir su vida con normalidad.
─¿Quiénes sóis?
─A eso no le puedo responder.
─¿Y usted en concreto?
─Yo soy una pieza del puzzle, al narrador jamás lo conoceremos.
─El narrador invisible.
─Aparentemente.
─¿Qué pasaría si ocurriera aquí? ¡Ahora! ¡En este instante!
─Ese es el riesgo que debemos asumir. ¿Quiere el azúcar ya?
─Sí, haga el numerito y avancemos de una vez.
─Dos terrones de azúcar, por favor.
─Tenga. Le pongo dos terroncitos de azúcar. Miro el reloj, le pongo cara de felicidad, le saludo y me voy. Hasta nunca.
─No esté tan seguro de eso... Y olvide este lugar.
─¿¡Será aquí!?
─Buenos días.
─Dios nos asista.

©Juanjo Díaz

Mesa #07. Domingo 15/06/1988 15:22

─¡Quiero bailar!
─Espera un poco; además, esto es un café, no es una discoteca.
─¡Pero me muero de ganas!
─Tómate la cerveza y acábate las patatas bravas. Aún queda más de una hora para que abran el Shazam.
─¿Sabes qué me gustaría?
─¿Qué te gustaría...?
─Que mi vida fuese como un musical. ¿Sabes? De pequeña fui majorette.
─No lo sabía. Y lo del musical te aseguro que sería muy agotador.
─No creas. Habría números musicales de todo tipo: lentos, rápidos, preciosos; todos con muchas coreografías muy sofisticadas. Oye, aún tengo habilidad en las muñecas. En casa aún conservo la varilla con todas las cintas. La hago girar y le doy vueltas sin parar sin que acabe en el suelo. Lo que ya no me entra es el traje.
─No me extraña...
─¿Me estás llamando gorda?

─No, nada de eso. Pero me imagino que ese traje estaría pensado para una niña de diez años y no para una mujer de cincuenta y cuatro.
─¡Quiero bailar!
─¡Y yo quiero conocer a un maduro, guapo y adinerado, que me retire de la soltería y me lleve de viaje a Montecarlo, no te jode!

Mesa #10. Jueves 15/04/1999 19:22

─Mama, das ist wurst fabulous! Ich kann eine andere?
─Huy, ¿qué le pasa a tu hijo?
─Nada, que el prenda me ha salido como su jodido padre. Tienen ambos una facilidad para asimilar las cosas que aún no salgo de mi asombro. ¿Te puedes creer que el otro día fuimos a comer a un restaurante chino y nada más zamparse el rollito de primavera pasaron de mí y se pusieron a charlar en cantonés?

Mesa #05. Lunes 18/08/2008 12:43


—¡Que te calles! ¡Te lo he dicho cien veces!
—Venga, ya serán menos.
—¡Pues noventa y nueve!
—No, señorita, no han sido noventa y nueve, han sido cien veces.
—¿Y usted cómo lo sabe? ¿Acaso las ha contado?
—Sí, señorita.
—Perdonen, yo también las he contado y han sido noventa y nueve.
—No lo puedo creer. ¿Han estado contando las veces que me mandaba callar?
—Pues sí, señorita, y le aseguro que han sido cien.
—Noventa y nueve, caballero, disculpe pero se ha pasado en una.
—O quizá es que usted ha empezado a contar más tarde.
—No, no, no, seguro seguro que han sido noventa y nueve. Lo sé porque la primera vez que lo ha dicho yo ya estaba escuchando.
—Bueno, quizá eso es lo que usted cree y lo haya dicho antes, al entrar, justo cuando iban a sentarse en la mesa.
—¿Pero por qué? ¿Ustedes son idiotas?
—No, estábamos deseando que de una vez por todas usted se callara, pero no ha ocurrido... aún.
—¿Quieren ustedes callarse de una vez? ¡¡¡Cállense todos!!!

Mesa #10. Martes 16/12/1986 18:44

─Concéntrate.
─¿Otra vez?
─Sí, niña, quiero ver cómo estamos sincronizadas.
─Vaaaale.
─Piensa un número.
─Ya lo estoy pensando.
─Calla, no hables que se me va... ¡Espera! ¡Creo que lo veo! ¿Es el cinco?
─No.
─Vaya, bueno, no te preocupes, lo intento de nuevo. Concéntrate.
─Ok.
─Oye, pues me vuelve a salir el cinco, pero está como invertido.
─Pues no es el cinco y la única invertida aquí eres tú, guapa.
─Mira quién habla, la que me calienta los pies cada noche en la cama.
─Venga, ahora me toca a mí. Piensa en una letra...

Mesa #07. Sábado 14/11/1987 21:03

─¿Qué te pasa? Vienes con una cara...
─Nada, que he ido con mi madre de compras.
─¡Buf! Menudo palo. Yo siempre evito salir con ella. Es peor que un dolor de muelas.
─Bueno, en realidad comprar con la mía no suele resultar tan molesto. Ha sido únicamente hoy, que me ha hecho sentir incómoda.
─¿Y por qué?
─Pues verás, a mi madre le ha dado por pensar que ya le queda muy poco de vida. Está convencida de que un día de éstos se va a morir y por eso quiere estar preparada. Así que esta mañana me ha llamado a casa para que la fuera a recoger e irnos al centro comercial a comprarse la ropa que quiere ponerse cuando esté postrada en el ataúd.
─¡Qué dices!
─Lo que oyes. ¡Que quiere estar guapa y arreglada antes de que la entierren! ¡Se ha comprado incluso la ropa interior, los zapatos, el bolso y el maquillaje!
─¿Para qué?

Eso le he preguntado yo. Vete a saber... ¡Igual hasta se piensa que se va a poder ir de paseo por el cementerio!
Muy morboso...
─Pues no veas la cara que ha puesto la dependienta cuando le ha preguntado si era ropa para una boda y ella le ha dicho que no, que era para su entierro. A mí se me caía la cara de vergüenza. Ya no pienso pisar más esa tienda.
─¿Y se ha gastado mucho?
─Ni te lo puedes imaginar. ¡La tarjeta de crédito sacaba humo!
─¡Madre mía! Pero por lo menos se podrá poner la ropa 
antes, ¿no? De este modo la amortiza.
─¡Qué va! ¡Dice que no, que es muy supersticiosa y que sólo la quiere estrenar cuando ella se muera!

Mesa #08. Viernes 23/11/1984 10:56


—Es de día, pero hay una luz algo tenue. Quizá el cielo algo nublado. A lo lejos, en un paisaje de zona residencial, al estilo americano, la cámara se centra en una casa y comienza a acercarse lentamente a ella. Cuando empieza a acercarse vemos una figura en la ventana. Como si la cámara también la hubiera visto, comienza a acercarse a ella más rápidamente pero, justo cuando estamos a punto de distinguir la cara, la figura se aparta de la ventana y la cortina cae.
—Me gusta. Escríbelo.
—La cámara se detiene como si se hubiera quedado sin cometido. Entonces se escucha un timbre y la cámara desciende hasta la puerta. Hay una mujer. La cámara vuelve a detenerse. La mujer espera, primero se retoca el peinado, después se mira las uñas, los zapatos. Finalmente mira hacia la puerta y vuelve a llamar. Se queda un rato así, mirando a la puerta; después mira hacia fuera, hacia la calle, como si esperara que el dueño de la casa apareciera caminando. Nadie abre.
—Bien. Vas bien. Continúa.
—La mujer se da la vuelta y comienza a andar lentamente. Entonces la cámara empieza a alejar el plano para seguir a la mujer sin perder la casa. La mujer se aleja hacia la derecha; de pronto, en el mismo plano, por la izquierda, aparece un niño en una bicicleta que tropieza un poco antes de la casa y se cae. El golpe atrae a la cámara, que vuelve a acercar el plano hacia el niño, perdiendo a la mujer. Sin embargo, se acerca lo justo para ver la puerta de la casa a la derecha, casi a punto de desaparecer del plano. ¿Sigo?
—Sigue.
—Entonces, aunque el público teóricamente está viendo al niño —que de hecho es el enfocado en primer plano—, por el rabillo del ojo puede ver que la puerta de la casa se abre y sale el tipo con algo borroso en la mano que no se identifica bien.
—¿Qué es?
—Espera, déjame continuar. A partir de ahí el hombre desaparece del plano y el niño está sufriendo el ciclo de la caída: llora, se mira la rodilla, se levanta, coloca la bicicleta... Entonces se escucha un grito agudo y un disparo. La cámara parece tan sorprendida como nosotros, de modo que gira, curiosa, a toda velocidad hacia la derecha, que es de donde proviene el sonido. A lo lejos, en el suelo, hay un cuerpo desplomado. La cámara se acerca rápidamente y, al llegar, con un agujero en la cabeza y un charco de sangre bajo ella, está nuestra querida protagonista. La cámara se levanta y gira a derecha e izquierda como si buscara al culpable, pero no se ve a nadie.
—Y todos sabemos que ha sido él, el tipo de la ventana.
—Pero no sabemos quién es, recuerda que no hemos llegado a verlo porque se ha apartado de la ventana justo cuando la cámara iba a enfocarlo.
—Me gusta, me gusta.
—Pues ese es el principio. Ahora tengo que pensar en todo lo demás.
—¿Cómo en todo lo demás?
—Sí. Se me ha ocurrido esto esta mañana mientras me lavaba los dientes; ahora tengo que pensar en quién es él, por qué la ha matado, quién va a dar con la solución y cómo, quién es ella, etcétera. En fin, construir toda la historia.
—Pero Juan, eso es empezar por el final...
—Pues no, es justo lo contrario, empezar por el principio. Por el principio de la película...

Mesa #05. Martes 12/03/1963 14:22


—Mira esos dos, Ernesto. ¡Qué desfachatez!
—Desde luego. Es increíble.
—¡Qué modo de besuquearse la boca! ¡Y a plena luz del día! Desvergonzados...
—No hay decencia, no señor.
—Deberían detenerlos por escándalo público. ¡Debería estar prohibido besarse así!
—Sí... Y fumar en los bares, también. ¡El chico me acaba de echar el humo en la cara!
—No te preocupes, cariño. Algún día prohibirán fumar en los bares. Lo intuyo...

lunes, 17 de octubre de 2011

Mesa #10. Lunes 07/04/1987 09:44

─No me gusta que comas cosas que no estén hechas en casa.
─Pues este bocadillo de tortilla de patatas está muy bueno. Mira, jugoso por dentro como a mí me gusta.
─Ya no me quieres, ¿verdad?
─No digas eso.
─¿Cómo que no? ¡Si me refriegas por los morros que este bocadillo está mejor que el que te hago yo!
─No te lo refriego. Sólo era un comentario. Nada más.
─Encima ahora dirás que los que te hace tu fulana son mucho mejores.
─¡No la llames así! Ella no ha hecho nada malo. Te pido respeto.
─¿Robarte de mis brazos no te parece poco dañino? Por lo menos me quedaba el mérito de ser la que mejor cocinaba para ti.
─Mira, no pienso consentir nunca más que llames fulana a la madre de mis hijos, la persona que más amo en esta vida. Por otro lado, tampoco voy a negar que tú siempre serás para mi la mejor cocinera del mundo. Pero déjame también reconocer, mi querida madre, que este bocadillo que me estoy comiendo es, sin duda alguna, el mejor bocadillo de tortilla de patatas que me he comido jamás en toda mi vida.

domingo, 16 de octubre de 2011

Mesa #07. Jueves 06/06/1963 16:21

─Aquí tiene su chocolate con churros.
─¡Pero si ya me los han traído!
─¿Quién? ¡Si hoy estoy yo solo!
─¿Usted solo? ¡Qué dice! ¡Si ha sido ese señor que está detrás de la barra!

Mesa #10. Viernes 08/12/2006 17:42

─Me gusta la vida de los Cafés.
─Pues a mí no, me refiero a servir. Es demasiado esclavo.
─Creo que también tiene su qué. Pero yo me refería más a vivir toda la vida dentro de un local como en el que estamos. La de gente que habrá visto pasar.
─Y la de historias que podrían contar estas mesas y sillas...
─Supongo que un lugar como éste debe de tener una clientela fija.
─Es más que seguro. Gente que envejece con el local por muchas capas de pintura que le puedan aplicar a lo largo de los años.
─Piensa que las mejores charlas literarias las tenían en estos sitos. Los Cafés han sido cuna del nacimiento de miles de libros, algunos más famosos que otros.
─Me pregunto si aquí habrá reuniones literarias.
─No tiene pinta, pero no te dejes engañar; igual entras un jueves por la tarde y ves reunido a un grupo de personas charlando sobre Cervantes, Neville, García Márquez o Julio Verne.
─O Patricia Wolf.
─O Truman Capote.
─Me gusta mucho Capote.
─A mí también. Es tan... periodístico.
─Sí.
─¿Estás leyendo algo últimamente?
─He terminado una novela de ésas del montón, un best seller de leer y olvidar.
─¿Uno de ésos con tantas páginas?
─Sí, se llama El Sendero del Sarraceno, de un tal Joaquin P. Salgado.
─¿Novela histórica?
─Sí.
─Las odio.
─A mí tampoco me gustan mucho, pero ésta me la regalaron y me sentí obligada a leerla.
─¿Sabes? Nunca me ha gustado que me regalen libros. Soy muy especial para eso. Es cierto que a veces pueden acertar, sobre todo si la persona que te los regala conoce tus gustos. Pero por regla general no me suele gustar nada de lo que me regalan.
─A mí me pasa algo parecido. Pero me entra la compasión y acabo leyéndolos. Luego me arrepiento y he de poner esa estúpida cara de entusiasmo cuando se me pregunta si me ha gustado.
─Yo lo que hago es volverlos a regalar o, si tengo confianza, decir que ya los tengo y cambiarlos por otros que me gustan.
─¿Y cuando te regalan poesía?
─Sí, por el simple hecho de que eres mujer...
─¡Exacto!
─Qué topicazo, ¿no?
─Sí, penoso. ¿Y tú qué has leído últimamente?
─Un libro de cuentos llamado Luz de Neón de Silvia Trevi. Es sobre historias urbanas, entrelazadas, breves, algunas muy divertidas, otras con tintes dramáticos. Perfecto para leerlo a buchitos en el bus, camino al trabajo.
─O también sentada en en baño...
─Pues sí, qué te voy a contar. Lo cierto es que en la cama no puedo hacerlo porque molesto a Fabriccio, o porque me duermo; en el bus también he de reconocer que a veces me mareo, en el sofá me molestan los ruidos...
─Es que nunca tendrás más intimidad que sentada en el baño.
─Ni que lo digas. Te concentras más.
─Y entras mucho mejor en la narrativa. ¿Sabes?, si fuese escritora haría un libro exclusivo para leerlo en sentado en el trono.
─¡Seguro que sería todo un éxito de ventas!


sábado, 15 de octubre de 2011

Mesa #06. Sábado 30/06/2001 21:07

─¿Una burbuja de aislamiento sónico? ¿Y eso qué es?
─Fíjate, aprieto este botón y...
─¿Y...?
─¿No has notado nada?
─No.
─Presta más atención a lo que oyes. Voy a desconectarlo, a ver si ahora notas la diferencia... ¿Qué tal?
─Pues... no sé. Sí, creo que noto algo, pero no sé decirte qué es.
─¿Como si de repente hubiera más follón de gente en la cafetería?
─¡Sí, sí! Algo así. ¿Puedes conectarlo otra vez?
─Haré algo mejor... Reduciré el radio de acción a un par de metros alrededor de nuestra mesa, quizás lo tenía ajustado muy grande y entraba demasiada gente. ¿Preparado?
─¡¡¡Rediós!!!
─Ahora sí notas la diferencia, ¿verdad?
─Pero tío... ¡Esto es la bomba!
─¿Verdad que sí?
─¡Qué caña! Parece que estemos solos.
─¿Entiendes ahora por qué lo llaman burbuja de aislamiento sónico? El aparato capta todo el sonido que se produce alrededor y lo reproduce exactamente igual pero con la fase invertida, creando una onda de interferencia destructiva que al sumarse con la onda original la cancela y forma una zona de silencio a una distancia que se puede ajustar gracias a los transductores que he puesto en aquella silla. El resultado final es el mismo que si estuviéramos metidos dentro de una burbuja acústicamente aislada del exterior.
─Este aparato es un hallazgo.
─Bueno, bueno, tampoco es para tanto. Mira, ahora lo voy a ajustar para que también queden dentro de la burbuja estas tres mesas de aquí... Ahora están..., ahora no están..., ahora están..., ahora no están... ¿A que te mola el juguetito?

viernes, 14 de octubre de 2011

Mesa #10. Lunes 10/01/1991 10.30

─¡Qué rabia me da esto!
─¿Qué sucede, querido?
─Pues que desde que estamos sentados nadie ha venido a tomar nota y más aún, no han hecho caso a mis avisos.
─¿Has pensado que tal vez pueda ser porque estemos muertos?
─Claro, como nuestra vida sexual.
─¡Muy gracioso!

Mesa #10. Viernes 04/05/2007 18:05

─Tranquilos, papá ya no nos volverá a hacer daño.
─¿Por qué?
─Porque esta tarde se ha quedado dormido y no se despertará jamás.
─¿Qué ha pasado, le ha picado la mosca Tsé-Tsé?
─¿Qué es la mosca “Sesé”?
─No, nada de eso... Escuchad, yo no voy a poder quedarme con vosotros, me he de ir.
─¿Dónde mamá?
─Muy lejos, cielo.
─¿Y no podemos ir contigo?
─No. Os quedaréis con vuestra tía. La he llamado y debe de estar a punto de llegar.
─¡Mamá no quiero que te vayas!
─No llores, corazón, a partir de ahora todo va a ir de maravilla.
─¿Mamá, vas a cuidar de papá?
─No. Papá no necesita ayuda...
─¿Y si se despierta?
─Dudo que lo haga.
─Bueno, y si se despierta, ¿qué le digo?
 ─Tú cuida de tu hermana y no te preocupes más de tu padre.
─Pero...
─¡No se hable más! Ahora he de marcharme. Esperad a vuestra tía, ella cuidará de vosotros.
─¿Mamá?
─Dime, mi amor.
─¿Quieres llevarte mi magdalena por si te entra hambre?
─No, Alicia... quédatela tú. Has de crecer y ponerte muy guapa.
─¿Por qué lloras, mamá?
─De emoción, hijo. Quiero que sepáis que sois lo mejor que ha pasado en mi vida.
─Mamá...
─Dime.
─¿Cuándo volveremos a verte?


jueves, 13 de octubre de 2011

Mesa #07. Sábado 30/06/2001 21:10

─... tenía una pelota de ping pong insertada en el interior de la vagina y no podía salir!
─Ja, ja, ja... ¡A quíen se lo ocurre! ¡Pero si a las que se dedican a eso las entrenan desde muy jóvenes!
 ─Pues no veas... La pobre mujer con sus ochenta y cinco años... Qué cara de vergüenza llevaba. Nosotras, en el office, animándola mientras ella, despatarrada y disfrazada de oriental, trataba de empujar con todas sus fuerzas para que la pelotita se asomase, aunque fuese un mínimo, y así poder pillarla con las pinzas...
─¡Hola, chicos!
─¡Hey, Laura, tú por aquí!
─Siéntate a mi vera que hay sitio.
─Pues que me he venido a este lado de la mesa porque desde el otro no se os escucha hablar.
─¿Qué dices?
─¡Eso no puede ser cierto!
─Sí, no miento. Observad: ¡hey, los del fondo! ¡¿A que no me escucháis nada?! ¡Eoooooo!
─¡Anda, si parece que hablan pero no se les escucha!
─¿Que estarán diciéndote?
─Ni idea... No se les oye.
─¡Mira! Ahora Antonio te está llamando con la mano para que vayas.
─¿Veis? Ok, me voy para allá, luego os cuento sobre Marisa... ¡Chao, hasta luego!

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mesa #07. Jueves 11/02/1988 14:49

─No sé si eres tú o el café que sirven aquí pero desde hace mucho tiempo que no tengo orgasmos.

Mesa #10. Miércoles 07/05/1997 12:02

─Quiero cambiar de estilo.
─No puedes hacerlo.
─¿Por qué?
─Porque tus lectores están acostumbrados a ello y muchos no aceptarían que modificaras tu forma de escribir.
─Pero si ya se saben todos mis trucos.
─Aun así sigues vendiendo.
─Por inercia.
─Mira, tómate un descanso. No muy largo. Reflexiona, ahora vendes, eres millonario. Qué escritor de tu edad desearía poder vivir de los beneficios de sus obras.
─Estoy cansado de lo que escribo.
─Mira, la literatura de terror funciona y en tu caso, con tu talento, mucho más.
─Ya. ¡Pero si está todo inventado!
─¡Pero qué dices!
─Que no existen monstruos nuevos. Todo son refritos y adulteraciones de mitos.
─Pues me habías dicho que tenías una nueva idea en mente.
─No era una nueva idea. En realidad son dos. Una es sobre una enésima historia de fantasmas en un pueblo X con una población X. Era un libro de los que te gustan a ti, de esos de mil quinientas páginas todas llenas de clichés y pajas mentales. Ah, y sería la primera entrega de una trilogía.
─¡Me parece estupendo!
─Por tu forma de babear me he dado cuenta de que la idea te gusta, pero yo aún no lo he escrito y le estoy cogiendo asco...
─¡No digas chorradas! Seguro que será algo brillante.
─Seguro... Brillante para tu cartera.
─Y también para la tuya.
─Pero no para mi evolución como escritor.
─Vamos a ver, ahora cuéntame de qué va ese segundo proyecto...
─Verás, es algo que llevo soñando desde hace mucho tiempo. Cuanto más pienso en el proyecto más hace que me sienta entusiasmado.
─¡Me alegro mucho!
─Pero me temo que no te va a gustar.
─¿Por qué?
─Porque es un libro policíaco.
─¿Policíaco?¿Y por qué dices que no me iba a gustar? La novela negra se vende muy bien y podrías alternarla con el terror perfectamente.
─Ya, pero es que se trata de un libro de poesía... Poesía policíaca.
─¿Poesía policíaca?
─¡¿A qué es una idea fenomenal?!

Mesa #09. Martes 19/11/1996 18:25

—Mírale. Ahí lo tienes otra vez. El hombre de gris sentado solo en la mesa del rincón, con la mirada lánguida, perdida en un punto indefinido del office.
—Perdona, no te escuchaba. ¿Quién dices?
—Aquel de allí, en la mesa del fon... do.
—No veo a nadie.
—No lo entiendo..., estaba ahí hace sólo un momento.

Mesa #08. Sábado 30/06/2001 21:08


—Hola. Somos siete, quizá sea mejor juntar dos mesas, ¿no?
—Sin problemas. Esta está libre, las juntamos.
—Pues lo que te decía, que cuando Marisa estaba más entregada a la relación llega su ex y le dice que se ha enamorado de otra. ¡Pobrecilla!
—Pues sí. No, Antonio, anda, siéntate con nosotras que hace mucho que no nos vemos.
—¿De quién habláis?
—Nada, de Marisa. La pobre está fatal, con medicación y todo y se pasa el día encerrada en casa. No quiere salir, no quiere hablar con nadie. Dice que no quiere saber nada de los seres humanos.
—Bueno, ya se le pasará, como a todo el mundo. Al final siempre se sale.
—... O no, creo que le han tenido que poner vigilancia porque tenían miedo de que se tirara. Como vive en un cuarto...
—Pues hay mucha gente que se tira de un cuarto y no se hace nada. Igual le cae a alguien que pasa por la calle y lo mata, no sería la primera vez...
—Chsss. Escuchad.
—¿Qué?
—¿No os dais cuenta?
—¿Qué pasa?
—Por una extraña razón no se oye nada de lo que dicen estos.
—Anda, es cierto.
—Fíjate. Coincide con la otra mesa. ¿Lo ves? Voy a cambiarme de sitio a ver.
—Venga.
—Qué fuerte. ¿Qué es esto?
—Es increíble. ¡No se la oye! No insistas, Laura, no se te oye. ¡Que no se te oye! Claro, es absurdo, ella tampoco nos oye a nosotros. Hazle señas para que venga, es la única manera.
—¡Ven, ven! Ya viene.
—Alucinante, chicos, ¿verdad? ¡No os oía!
—Es como si alguien hubiese colocado una barrera de sonido entre esta mesa y la de al lado.
—Quizá en alguna parte estén flotando las conversaciones de los de la otra mesa...
—Quizá...
—Sí, es posible. Pero da miedo...

Mesa #05. Viernes 02/12/2061 13:32


—¿Pero entonces el camarero era un psicópata?
—Qué va, al final resultó que el asesino era su clon.
—¿Y cómo pudieron averiguarlo? Tendrán el mismo ADN, ¿no?
—Y las mismas huellas dactilares. Como son clones, son idénticos. De hecho un clon proporciona impunidad a cualquier asesino, ahora que lo pienso... Interesante...
—Bueno, ¿entonces cómo lo cogieron?
—El camarero clonado se había hecho un tatuaje en el antebrazo. Y su origen, como los llaman, no lo tenía... Entonces ella, cuando luchaba para librarse de él, se lo vio y se lo dijo a la policía y... el resto te lo puedes imaginar.
—¡Qué cosas!

martes, 11 de octubre de 2011

Mesa #10. Martes 09/04/2013 20:08

─¿Qué va a tomar?
─Un zumo de piña. ¡Ah!, y mi amigo de la dimensión TY5564/7G un gin tonic con hielo.

Mesa #07. Lunes 15/01/2007 15:33

─No me gusta este sitio.
─¿Por qué?
─En primer lugar es un local viejo, no hay sofás para sentarse, ni se capta pizca de glamour, ni mucho menos buena onda... ¡Y no hay posibilidad de ver famosos tomándose algo! ¿Y te has fijado en los camareros? ¡Te vienen a servir en las mesas! Y además, ¡qué asco! Los cafés te los traen en tazas de cerámica con plato y cuchara... ¡Si ni siquiera se preocupan en ponerte vasos de cartón, de esos reciclables, con tu nombre escrito y con una simple tapa o cañita para poder sorberlos! Ah, y además no hay señal WiFi, ni venden cookies, ni muffins, ni cheesecakes envueltos en papel de celofán; tampoco veo tienda de merchandising donde pueda comprarme una camiseta, un termo, un boli o un imán para mi nevera. ¡Dios mio! ¡Pero fíjate como van vestidos todos! ¡Si nadie lleva delantales ni gorras con el logotipo del local!
─Claro, lo que sucede es que este lugar es un Café auténtico y me había olvidado de que tú estabas mucho más acostumbrada a pulular entre vertederos de diseño. 

Mesa #06. Domingo 15/05/2061 15:43

─¡Mira Andreíta! ¡El camarero tiene un hermano gemelo!
─¿Sí? ¿Dónde?
─¡Ay! No le has visto, se ha metido para adentro.
─Chica, avisa.
─Es que no me ha dao tiempo.
─¡Jo! Con lo bueno que está, el pollo.
─¿Ah, sí? ¿A ti te gusta el pollo?
─Sí tía, yo el pollo me lo como todo.
─¿Mmm?
─¡Ja, ja, ja, ja!
─¡Ja, ja, ja, ja, ja, jajjjjjjjaaa... !

Mesa #01. Miércoles 12/10/2011 08:46

─¿Qué haces escribiendo en la mesa?
─Siempre me gustó. Llevaba años sin hacerlo.
─¿Sin escribir en las mesas?
─Sin escribir.
─Podrías comprarte un cuaderno.
─Prefiero esta mesa.
─¿Por qué?
─Porque no me obliga a llevarme las ideas conmigo.
─Sabes tan bien como yo que mañana volverás aquí a desayunar.
─Cambiaré de mesa.
─Y de capítulo...
─¡Qué bien me conoces!

Mesa #06. Sábado 15/10/2011 10:27

─Entonces... ¿Tú piensas ir esta tarde?
─Por supuesto que voy a ir.
─Pero tú no eres de ese tipo de gente.
─Tampoco lo que está pasando es normal.
─Sólo conseguirás que te partan la boca de un porrazo, o que te salten un ojo con una pelota de goma... o algo peor.
─Lo daré por bien empleado.
─No sé, no te imagino con una pancarta.
─La situación es mucho más crítica de lo que quieren hacernos creer. No puedo quedarme sentado con los brazos cruzados. Necesito hacer algo.
─Ya ves.
─Escucha, el Titanic ha empezado a hundirse. De momento sólo la bodega y las cubiertas inferiores están llenas de agua. Pero eso queda muy abajo, desde aquí apenas se oyen los gritos de la gente. Mientras tanto, arriba, la orquesta sigue tocando los valses de Strauss y todos bailan felices. Sólo unos cuantos conocen cuál es la situación real. El capitán, el contramaestre, el ingeniero... y alguno de los financieros que sufragaron la construcción del buque. Lo saben, pero ninguno de ellos se atreve a aceptar las consecuencias inevitables y siguen actuando igual que siempre, aplicando las mismas soluciones de siempre que ya no funcionan y sólo sirven para disimular las cosas, agrandar más y más el agujero y empeorar la situación. "El Titanic es insumergible", se repiten, pero poco a poco el agua va ganando terreno.
─Sí, yo también la vi, una película muy bonita.
─No es una película. Es una metáfora.
─Mmmjé...
─Los que están en las cubiertas inferiores ya están con el agua al cuello y han empezado a huir hacia las cubiertas superiores. La gente está luchando por sus vidas. En este mismo momento algunos de ellos están muriendo ahogados. ¡No! Lo digo en serio, no me mires así: están muriendo ahogados. Alguien ha dado la orden de cerrar los accesos para que el tumulto no pueda llegar hasta las cubiertas de primera clase y evitar que cunda el pánico. Como si eso fuera a detener la marea.
─Exageras.
─¿Qué son los servicios sociales sino los accesos y las escaleras de la sociedad? La educación y la sanidad: han empezado a recortar justamente por ahí. Pero no van a recortar los billetes de avión de clase business, ni las comilonas ni los coches oficiales. Tampoco pondrán impuestos a la especulación, ni acabarán con los paraísos fiscales ni detendrán a los políticos corruptos. Se subirán el sueldo. Eso sí.
─Te encuentro muy politizado últimamente.
─Politizado no, sensibilizado. Ya hace meses que estoy siguiendo los acontecimientos..., pero contrastando la información por mi cuenta, no me vale lo que sale por la tele.
─Exageras. Las cosas no son como las pintas. Vale, puede que a algunos se les haya ido la cosa un poco de las manos, pero ya se recuperará. Siempre ha habido gente en el paro, y ricos y pobres. No es nada que no haya sucedido antes, mira el crac del 29, y bien que salimos, ¿no?
─Sí, pero esto no es lo mismo de siempre. Esta vez es diferente. ¿Qué tiene que suceder todavía para que empieces a abrir los ojos? La banca está expoliando sistemáticamente los recursos públicos con el beneplácito de los gobiernos, sin que todo ese capital revierta otra vez a la sociedad, que es la única justificación para entregárselo, en primer lugar. El dinero se lo llevan por el camino los especuladores que, encima, apuestan en contra de los gobiernos con tal de llevarse unos beneficios sangrantes; y no nos olvidemos de los bonus y las indemnizaciones de los directivos de banca "nacionalizados". Mientras tanto, a ti no sólo te quitan tu dinero, te dejan sin asistencia y atrasan tu jubilación, sino que encima te recortan tus derechos civiles. Dicen que los trabajadores tienen que aumentar su productividad para recuperar la economía, pero no te dicen que la productividad no ha parado de subir año tras año desde los años 70, disparada, muy pero que muy por encima de lo que han subido los salarios. Repito: ¿qué más tiene que suceder todavía para que empieces a abrir los ojos?
─Todo esto me deprime.
─Sí. Es que es deprimente. Siento darte malas noticias. Yo estoy muy preocupado. Estamos viviendo un momento histórico en el que todos los gobiernos deberían estar perdiendo el culo por encontrar una solución al problema del pico del petróleo... porque nos estamos quedando sin petroleo, ¿lo sabías? Nadie habla de eso en los medios. Es un problema único en toda la historia de la humanidad, y es muy grave. Más inmediato incluso que el cambio climático. Sospecho que esa es la causa real que se esconde detrás de la crisis económica. Pero los políticos, en lugar de comprometerse en buscar soluciones, huyen todos hacia adelante negando la mayor en un sálvese el que pueda desbocado, tratando de trincar el máximo de dinero posible antes de que todo se venga abajo. A veces pienso que hemos entrado ya en la tercera guerra mundial, pero nadie se ha dado cuenta todavía. Es otro tipo de guerra que no se juega en los campos de batalla sino en las bolsas a través de los mercados continuos, y en lugar de bombas usan valores futuros, swaps y bonos basura. En esta guerra tampoco hay naciones ni ideologías, sólo hay corporaciones. Es una guerra del gran capital contra la humanidad.
─Chico..., lo pintas fatal.
─Es que la cosa está fatal, esa es la realidad. Estamos viviendo un cambio de era, y hacemos falta todos juntos para dar un buen golpe de timón. ¿Cómo podría quedarme en casa esta tarde? Si espero a sentir el agua helada subiéndome por los tobillos, será demasiado tarde para echarse a nadar.

Mesa #10. Lunes 22/07/1997 13:18

─¿Lo has notado?
─El qué...
─¿Qué va a ser? ¡El temblor de tierra! ¡Ahora mismo! ¡Si hasta la mesa ha vibrado y el vaso se ha movido de su sitio!
─Yo no he notado nada.
─¡Tu nunca notas nada, te pierdes todo porque no le prestas atención a las cosas que suceden a tu alrededor!
─Habrá sido un camión que ha pasado cerca y te ha parecido a ti que era un terremoto.
─No ha pasado ningún camión.
─Pues un taladro de esos industriales.
─No hay obras alrededor. Además lo habrías oído tú también, ¿no?
─No sé, es posible.
─Ay, me pones nerviosa cuando te entra la vena pasota.
─¿Y qué quieres que te diga? Yo no he notado nada. No me puedo inventar una emoción con algo que no he percibido.
─Señora... Perdone. ¿Usted ha notado el temblor de tierra?
─Pues... no. ¿Ha habido un terremoto?
─¿Ves? Sólo lo has notado tú.
─¡Que no, seguro que en este café lo ha notado alguien más! ¿ALGUNO DE USTEDES HA NOTADO EL TEMBLOR DE TIERRA?
─No.
─¿Temblor de qué?
─Tampoco.
─¿Un terremoto? ¿Aquí?
─¿Qué dice? ¡Está usted loca!
─Yo estaba adormilado, hasta que usted me ha despertado con sus gritos.
─Yo lo único que he percibido son los ronquidos de este señor.
─Si hubiera habido un terremoto lo habría notado, señora, tengo los huesos muy sensibles para estas cosas.
─¡PUES YO LO HE NOTADO!
─¡Oye, no te pongas así! Desde que te conozco no hay día que estés deseosa de vivir nuevas emociones.
─Pero...
─¡Tómate el café con leche y deja ya de hacer el ridículo!

Mesa #07. Jueves 30/06/1994 16:21

─¿Te gusta este local?
─¿Eh?
─¡QUE SI TE GUSTA ESTE LOCAL!
─Ah, sí, muy bonito. Y muy elegante.
─Es muy viejo.
─¿Cómo?
─¡QUE ES MUY VIEJO!
─Ah, vale, pero no tanto como nosotras.
─Yo voy a tomar un té con limón. ¿Tu qué vas a tomar?
─¿Qué?
─¡QUE QUÉ VAS A TOMAR!
─Huy, un té con leche.
─¡Pero si la leche te sienta muy mal, lo tienes terminantemente prohibido por los médicos!
─¿Qué dices?
─¡QUE ME PARECE PERFECTO!¿CON MAGDALENAS O CON BOLLOS?

Mesa #13. Lunes 12/09/2016 16:50


—¡Buenos días señores y señoras! ¡Sigan, sigan ustedes con sus meriendas!
—Joer, ya están aquí otra vez...
—"Cual amantes van las olas a besar 
    las arenas de la playa con fervor,
    así van los besos míos a buscar
    de la playa de tus labios el calor..."
—Estoy hasta los huevos de tener que aguantar a éstos por culpa de la leche de la crisis. Hace cinco años que rezo para que termine como prometieron.
—"Si del fondo de la mina es el metal,
    y del fondo de los mares el coral,
   de lo más hondo del alma me brotó
   el cariño mío que te tengo yo."
—Espera, que ahora viene lo mejor. No puedo... Si al menos fueran cambiando la canción... Niña, aprovecha para poner cafés a toda pastilla que igual el calentador de leche nos amortigua un poco la tortura. Malditas reinvenciones...
—¡Vamos todos! ¡Esas palmas!
     "Enredándose en el viento
     van las cintas de mi capa,
     y cantando a coro dicen:
     quiéreme niña del alma."
—Los mataré. Me dan una grima que no puedo y me organizan una en las mesas que vaya... Resulta que tengo que echar a los que no tienen para comer para que no molesten a los clientes, pero éstos tienen entrada libre y sin consumir. Puff...
—Pues a mí me parece divertido y además animan la cafetería.
—No digas tonterías. Para animar la cafetería ya tenemos al puto gato que se cuela por todas las rendijas. ¿Te has fijado? En la foto que tenemos colgada de la reforma en el 64 también aparece, bajo la silla de la derecha, un gato exactamente igual. Qué casualidad...
—"Son las cintas de mi capa, 
   de mi capa estudiantil,
   y un repique de campanas,
   y un repique de campanas,
   cuando yo te rondo a ti."
   ¡¡Olé!! 
 —Gracias señores, ahora la tuna ya se va no sin antes agradecer el donativo que seguro van a dejar en nuestras panderetas para sufragar los gastos de tantas horas de viaje. Gracias, gracias, gracias, que Dios se lo pague bella dama, gracias, gracias, muchas gracias hombretón, está bueno el bocadillo, ¿eh?...
—A ver si acaban la carrera de una vez y ya no los vemos más... ¡La leche!... ¡La leche!... ¡María, la leche que se saleee!

Mesa #08. Domingo 23/10/2061 18:12


—¡Mierda!
—¿Qué pasa?
—Acabo de meter el pie en un cubo de fregar. ¿Qué coño hace esto aquí?
—¡Ay, cuánto lo siento! Es que estaba la mesa libre y había aprovechado para fregar un poco...
—¡Joder, vaya mierda!
—Espera, te traeré un secador... Por favor, sentaos y pedid lo que queráis; invita la casa, faltaría más.
—Joder, qué asco... Gilipollas... Me cago en su pu...
—Bueno, bueno, calma, el hombre te ha pedido perdón. Y nos vamos a tomar algo gratis...
—Claro, como tú no tienes el pie empapado en agua sucia con olor a amoniaco...
—Ten, este secador es bastante potente. Si prefieres hacerlo dentro puedes entrar a la cocina. De verdad, lo siento...
—Pues casi prefiero ir al baño. Tendré que lavar este calcetín porque huele fatal.
—Como quieras. Dentro también tenemos un baño nuestro y tiene banqueta. Estarás más cómodo.
—Vale. Ahora vengo, cariño.
—Aquí te espero.
—¿Qué quieres tomar mientras vuelve?
—Pues... Una caña y algo de picar.
—Perfecto. Paco, por favor, anda, tráete  un par de cañas y... unos pinchitos variados. De los de tosta. ¿Te importa que me siente?
—No, claro que no, pero...
—Verás, tengo algo que confesarte. En realidad ese cubo lo he puesto yo ahí para que pasara lo que ha pasado. Realmente he puesto ese maldito cubo ya unas quince veces, pero hasta hoy no ha ocurrido por fin.
—¿Pero qué dices?
—Desde que te vi entrar en el bar la primera vez me pareciste la mujer más sexy que he visto en mi vida. Necesitaba verte a solas, decírtelo.
—Vaya, gracias, pero yo...
—¿Es tu novio? ¿Lo quieres mucho? Anda, te estás poniendo colorada. Estás tan guapa así, con ese rubor...
—Calla, por favor. Sí, es mi novio y claro que lo quiero. Si no no sería mi novio.
—Ya, pero puede que llevéis demasiado tiempo juntos, no sé. Con el tiempo se pierde el amor y queda la rutina. Eres tan preciosa... Te mereces lo mejor. Me gustas tanto que me siento capaz de cualquier cosa por ti...
—No seas exagerado.
—Hasta mataría.
—Vamos, déjalo, que me estás poniendo nerviosa...
—Te amo.
—¡Por favor! Voy a buscar a Charlie.
—¿No lo entiendes? Charlie no va a volver. Está muerto.

Mesa #05. Domingo 15/05/2061 15:43


—Mira, Jon, mira ese tipo que acaba de entrar. Es exactamente igual que el camarero. ¡Un clon!
—No puede ser. Será su hermano gemelo.
—Pero es que es idéntico, idéntico... Yo creo que es un clon.
—No seas fantasiosa. Seguro que es su gemelo. Los clones son ilegales; si fuera un clon estaría escondido y saldría sólo cuando el camarero no estuviera.
—Pues eso mismo debe de pensar el camarero por la cara de pánico que se le ha puesto. Si fuera su hermano gemelo se habrían saludado tan campantes, ¿no crees?
—¡Es cierto! Acaba de meterse dentro. Es su clon y lo sabe. ¡Se conocen! Siempre pensé que era mentira que lo hubieran logrado.
—Está entrando dentro. Mira, esa mujer le ha confundido con el camarero y le pide la cuenta. ¡Es increíble, ha puesto el mismo gesto ese tan suyo! Sin embargo, es como si fuera... más mayor, ¿no? Cariño, vigila. Voy a meterme ahí dentro.
—¿Pero qué dices? ¡Estate quieta! ¡Silvia!
—Disculpe, señor. Veo que usted también lo ha visto. ¿Puedo sentarme aquí?
—Pues... Pues no sé, siéntese si quiere pero no me moleste, por favor.
—Le puedo ayudar.
—¿A qué? Mi chica se ha metido ahí adentro... ¡Está loca!
—No se preocupe. No le harán nada.
—¿Ah, no? ¿Y cómo lo sabe?
—Porque yo he venido con el hombre que acaba de entrar. Yo... Yo soy el responsable de lo que ustedes acaban de ver.
—¿Cómo?
—Sí. Ha sido un poco arriesgado venir, pero necesitábamos que los clones hablaran. El camarero es realmente el clon; el otro hombre es el origen, pero tiene un problema... de salud. De modo que necesitamos al clon para hacer un trasplante de médula antes de que desarrolle la enfermedad; algo que sospechamos que va a ocurrir, desgraciadamente. Sin embargo, uno de los objetivos es precisamente comprobar si el cáncer se reproduce del mismo modo o hay algún desencadenante que dependa del azar.
—Estoy alucinando. Tiene que ser eso, esta cerveza contiene alucinógenos o algo así. Usted no existe. Estoy aquí hablando solo y Silvia está en el baño.
—No se frote los ojos. Se los irritará. No, no está usted alucinando ni soñando ni nada parecido. Esto es la vida real, se lo juro. Quizá a ustedes les interesaría estar mejor informados y... puede que participar en nuestro proyecto.
—¿Qué proyecto?
—Investigamos el desarrollo del ser humano en relación con el entorno, principalmente en lo relativo a las enfermedades y al carácter, a la forma de ser de las personas. Son nuestras dos ramas de investigación.
—¿Me habla usted en serio?
—Totalmente en serio.
—¿Y han averiguado algo hasta el momento?
—Evidentemente sí. En lo relativo a las enfermedades, hay muchas que dependen exclusivamente del entorno, incluso del azar. Otras son inevitables. Y, en cuanto al carácter, es completamente imprevisible.
—¿En serio? ¿Quiere decir que un clon puede ser totalmente distinto que su... cómo lo ha llamado, origen?
—Veo que usted es una persona inteligente. La inteligencia, por ejemplo, no varía. Siempre es la misma y se desarrolla exactamente igual. Clones iguales poseen el mismo cociente intelectual, aunque puedan ser alegres, melancólicos, iracundos, serios, cómicos...
—Empiezo a estar interesado. ¿Quiere decir que podrían, por ejemplo, clonar a Silvia, y saldría una mujer idéntica pero con otro carácter diferente?
—Exactamente.
—Joder, pues haberlo dicho. Me interesa este experimento, pero clonando a Silvia. Me enamoré de ella porque estaba buenísima, pero la verdad es que es un poco gilipollas.

Mesa #10. Martes 08/08/1978 16:15

─¿Quieres hacer el favor de dejar de acariciarme las piernas con los pies?
─¡Pero si yo no te estoy tocando la piernas!
─¿Entonces?... ¡Aaaay! ¡Oyyyyyy! ¡Un gaaaaato! ¿Quién ha dejado entrar un gato en el local con la manía que les teeeeeengo?

Mesa #11. Miércoles 27/01/2010 11:22

─¡Hombre! ¿Pedro?
─Sí, aún me llamo así.
─¿¡Qué tal!? ¡Cuánto tiempo!
─Casi treinta años.
─¿Quieres decir que ya han pasado treinta años?
─Sí.
─¡La hostia!
 ─¿Oiga! ¡eh! Un tequila, ¿y un...?
─Un café.
─Un café para mi buen amigo Pedro. Bueno, ¡y qué haces?
─Trato de cazar una mosca.
─¿?
─Sí, mi vida ahora se reduce a eso.
─Vaya... ¿Y continúas dándole a la guitarra?
─No, ya te lo he dicho, trato de cazar una mosca.
─Ah...
─Me hace muy feliz haberte encontrado, viéndote me vienen a mi cabeza aquellos días de locura, sexo y drogas, sí.
─Pues a mi no.
─¿No recuerdas nada?
─Claro que lo recuerdo... pero necesito explicarte lo de la mosca.
─¿La mosca?
─Tengo que explicártelo, es así.
─Vale, pues... empieza, va.
─Un día fui al INEM y me dieron curro, trabajo, felicidad, futuro, vida, dedicación; increíble, fue increíble.
─¿Conseguiste trabajo, Pedro? ¡Me alegro, qué fantástico en los tiempos que corren! ¿Y qué curro es? ¿De qué va?
─Soy saludador.
─¿Salu... qué?
─Sa-lu-da-dor.
─No sabía que hubiera una profesión así.
─Pues sí. Continúo. Me enviaron a una multinacional de telecomunicación y en el departamento de recursos humanos me dijeron 
textual ¿eh?: "Usted debe saludar, necesitamos a alguien positivo que sencillamente se pasee por la sección y salude a los tecnócratas. Es así de simple su cometido, cobrará setecientos treinta y tres euros limpios con las pagas prorrateadas... y esta tarde empieza". Y empecé. Saludé a todo bicho viviente que se me cruzó. Durante días hice señas positivas a gente gris con la mirada de cristal, y nadie, nadie me dirigió la palabra, nada. Volví a recursos humanos y les expliqué que mi cometido no tenía sentido de ninguna clase. Ellos insistieron para que continuara, me hicieron ver que era positivo para la multinacional. Yo me esforcé hasta que un día un informático me habló.
─¿Ah, sí? ¿Y qué te dijo?
─Me miró a los ojos fríamente y balbuceando con su chicle me advirtió: “Cada vez que te veo así de guays me vienen ganas de hostiarte, comienzo a estar hasta los cojones de tu positividad, la próxima vez que me saludes, te partiré la cara.”
─Joder Pedro, ¿y qué pasó?
─Me partió la cara, ¿no lo ves?
─Joder.
─Es broma...
─Ya decía yo.
 ─¿Sabes? Saludar raya, créeme; yo saludo a discreción, voy por la calle y saludo, saludo, saludo... ¡Hola! ¡Buenos días! ¡Heeeyyy, qué pasa! ¿Todo bien? ¿Hace calor "verdá"? ¡Bay! ¡Hola de nuevooo! ¡Te vi el otro día! ¡De naadaa! ¿Fuego? ¡Guaapaa! ¡Eeoo! ¡Sí, muy bueno, adeu! ¡Hola otra vez! ¿Llueve? ¿Frío? ¿Calor? ¿Merengón? ¿Culé? ¿No jodas? ¡Que jodas biiiieeen! ¡De naadaa!... ¿Te gusta?
─¿Eso último es un saludo?
─No, eso es una pregunta.
─Es un trabajo ¿no?
─Te seré sincero. Un día, no sé si por culpa del estrés, vi una mosca grandiosa en la lámpara de mi habitáculo. Entre ese insecto díptero y yo se inició una guerra controlada que duró tiempo, mucho tiempo. Hasta que caí en la cuenta de que era Navidad.
─Navidad.
─Sí, Navidad.
 ─Y... ¿qué tiene que ver la Navidad con la mosca, Pedro?
─Pues muy fácil: en Navidad no hay moscas.
─Tienes razón.
 ─Volví a recursos humanos y les expuse mi problema con la mosca. Ellos me tranquilizaron y al cabo de unos días me citaron en un antideportivo de Cornellá. Y cuando entramos en la pista de "basket" vi a mucha gente con matamoscas persiguiendo a sus insectos ingrávidos... Eso me tranquilizó. Créeme, cada individuo iba a por la suya, sí; cazaban moscas; el caos de los cazadores era incluso poético, silencioso, cáustico. Y los psicólogos, con su sonrisa bondadosa, me invitaron a entrar ahí y después me dieron un matamoscas, ánimos y me dijeron: "Adelante, sabemos lo radical y duro que es tú trabajo. Para que lo logres, para que superes tu fobia, deberás hacer como ellos, deberás de cazar a tu mosca. ¡Adelante, duro con ella!"...
─¿¡Eh!?... ¿Eh?... ¿Y... cómo va la caza?
─Me aplico, haré lo que sea, debo cazarla.
─Qué fuerte... Oye.
─Dime.
─¿Estás seguro de que sólo es una?
─Hombre, ahora que lo dices...
 ─Y... ¿No te has planteado saludarla antes de empezar?
─¿Saludar a la mosca?
─Sí.
─Pues, eso sería un acto de cortesía, creo.
─Haríais como los samuráis.
─Un auténtico acto de educación budista.
─Recuerdo un capítulo de la Pantera Rosa en que luchaba con un mosquito, pero no sé si antes se saludaban.
─Me has dado una idea, Juan. Probaré con saludarla.
─Todo es probar, arriesgarse, trazar soluciones alternativas.
─No te muevas.
─¿Qué ocurre?
─La veo ahí.
─¿Dónde?
─Mira hacia otro lugar, por favor. Piensa que su vista es múltiple. ¡No mires, por Dios...! La saludaré y estamparé el matamoscas en su trompa nanobífida y después la mataré, la diseccionaré y me la comeré. Gracias por la sugerencia, Juan. ¡¡Zzzzaaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiiiiiiii!!


 ©Juanjo Diaz

lunes, 10 de octubre de 2011

Mesa #06. Domingo 07/03/1993 11:23

─ ¡Paparruchas!
─ No.
─ ¡Paparruchas!
─ Que no, en sério.
─ ¡Paparruchas!
─ Que te digo que no puede ser.
─ ¡Paparruchas!
─ ¡Que no cabe, coño! Mira: seis vertical, diez letras, y además empieza por 'M' ¿lo ves?
─ ¡Bueh! ... Majaderías.

Mesa #10. Sábado 26/09/2009 18:12

 ─Anakin Skywalker es un idiota. Es un personaje odioso, flojo, nada con lo que podíamos intuir en el episodio IV.
 ─Es cierto. Yo me lo imaginaba como una versión de Luke Skywalker mejorada, un personaje mucho más adulto, más heroico y con mucho más carisma.
─Papá.
─Y nos lo presentan así, un tipo lleno de dudas que se enamora de sopetón sin la más mínima gracia. Porque no me dirás que la historia de amor de Anakin y Padme es creíble.
─En absoluto. Para historia de amor la de Leia y Han Solo. Si no hay más que verlos. Saltan chispas entre ellos.
─Papáaaaaa...
─¿Y qué me dices de El Retorno del Jedi? Sin duda la peor de todas.
─Sólo hubiera faltado Jar Jar Binks para acabar de joderla.
─Papáaaaaaaaaa...
─Yo la habría hecho de otra forma. Habría mantenido el rescate del palacio de Jabba...
─Te das cuenta que tonto es Darth Vader y el imperio en esa película. Si saben que Luke y Leia van a rescatar a Han Solo, ¿por qué no esperan a que Luke entre en el palacio para capturarlo allí?
─Ésa es una. La otra es que sobra la segunda Estrella de la Muerte. Debería haber terminado en Coruscant, luchando Luke, Vader y el Emperador a tres bandas en una batalla que ríete de la de Anakin contra Obi Wan, o la de Sidius en el senado con Yoda. Por cierto, ¿por qué Palpatine envejece como una pasa cuando le rebotan sus rayos y a Luke eso no le sucede?
─No sé, ¿debe ser porque está muy viejo?
─PAPÁAAAAAAAAAAA...
─¡QUE PASA NIÑO! ¿POR QUÉ NOS INTERRUMPES?
─¡Ahora ya nadaaaaa! ¡Ya me he hecho pipí y caaaaaaacaaaa!

domingo, 9 de octubre de 2011

Mesa #07. Sábado 27/06/1998 16:21

─¿Y qué me has dicho que eres?
─Un Egregor.
─Un Egregor... ¿Y eso qué es?
─Verás, soy una energía astral, un ente creado por un mago, hechicero o brujo cuya misión es ayudar o enturbiar la vida de los seres vivos.
─Y en mi caso es...
─Enturbiar.
─¿Por qué?
─¿Recuerdas a un tal Jose Javier? Un chico con el que estuviste saliendo durante...
─Seis años... Sí, quién lo iba a olvidar...
─Pues él es el responsable de que, hasta el día de hoy, esté aquí atormentándote.
─Ya.
─¿No te lo crees?
─No. Bueno, tal vez, de Jose Javier puedo pensar cualquier cosa, incluso de su madre...
─Pues piensa, ella fue la que pagó el conjuro.
─Hija de puta...
─Mal bicho, sí.
─¿Y en qué consiste tu trabajo si se puede saber?
─Pues en concreto en hacerte la vida imposible; no sólo a ti, sino a los de tu entorno para que se alejen de tu lado y te quedes más sola que la una...
─Muy bonito...
─Además debo alimentarme de tu energía vital para, de esta forma, reforzarme y de paso consumirte hasta hacerte morir. Ya te puedes imaginar entonces el porqué de esos intensos dolores de cabeza, la halitosis, las diarreas ácidas o los pinchazos inesperados por toda la espalda.
─¿Y las caídas por las escaleras?
─Sí, también. Son mi especialidad. Lamento mucho que aquella mañana te rompieras las piernas y tres costillas y te quedases sin trabajo porque no pudieras llegar a la entrevista... No sé si lo sabías, pero aquel era un muy buen trabajo para tu carrera, excepcional, muy bien pagado.
─Que lo lamentas... ¿ME DICES QUE LO LAMENTAS?
─¡Cálmate, no hace falta que llames tanto la atención!
─¿Ahora me pides que me calme? ¡Habrase visto semejante caradura! Por tu culpa me he pasado un año en un hospital, he pillado tres neumonías, una pulmonía doble, una ciática, dos infecciones de orina, una bonita colección de piedras en los riñones que ya más quisiera un museo de paleontología para su colección; sin olvidarnos del horrible e incontrolable ataque de vómitos en mitad del banquete de boda de mi mejor amiga.
─Te olvidas de las pesadillas...
─No me lo recuerdes. Un mes entero sufriendo espantosas pesadillas todas ellas protagonizadas por pirañas con un hambre endemoniada. ¡Ah, y no te olvides de la vez que casi muero electrocutada dentro de la bañera!
─Oye, con eso último yo no tuve nada que ver. Te dejaste el depilador eléctrico enchufado encima del respaldo mientras tratabas de buscar una toalla porque te había entrado jabón en los ojos.
─¡Me había quedado dormida porque tu me habías dejado sin energía en lo que llevaba de día!
─Bueno, sí, es cierto. Entonces fue culpa mía...
─¿Y ahora te apareces ante mí para qué? ¿Para regocijarte?
─No, no es mi intención. En absoluto. Verás, déjame que te explique. Durante este periodo de tiempo que hemos estado juntos ha sucedido algo, una cosa que no esperaba ni pretendía que fuera a suceder y tenía que decírtelo. Verás... Estoy locamente enamorado de ti.