viernes, 7 de octubre de 2011

Mesa #07. Viernes 16/04/1976 19:22

─No sé qué hacer con él, me tiene harta, todo el puto día arriba y abajo con la guitarra de marras. Encima, sus amigos le incitan a que se la lleve a fiestas y reuniones para que la toque un rato. ¿Un rato? ¡Y una mierda! Conciertos de hasta tres horas que acaban con mis tímpanos por no decir con mi paciencia. ¡Estoy de cantautores hasta los mismísimos ovarios! ¿Te puedes creer que salgamos donde salgamos siempre somos tres: él, la guitarra y una servidora? Y no se puede estar quieto, no... Estamos los dos hablando tranquilamente y de repente saca el instrumento de la funda y, o bien se pone a afinar cuerdas o bien a tocar acordes. Y esa uña tan larga que se ha dejado... Estoy un día por cortársela mientras duerme. Ahora que lo dices... Y de paso aprovechar para arrojar la guitarra al contenedor de basura. Mira, que me lo quiero mucho pero este tío está enfermo de la cabeza o algo por el estilo.
─Pero, ¿has intentado decírselo?
─Sí, hasta le he dado un ultimátum pero ni caso. Me dice que estoy loca, que me obsesiono de forma compulsiva con sus cosas... Yo, compulsiva. Oye, ¿te vas a comer lo que te queda de bocadillo?
─Bueno sí, pero si tienes hambre...
─Gracias, es que tiene muy buena pinta y te veía desganada. Yo siempre tengo hambre. Fíjate que cuando me acabe tu bocadillo estoy por pedirme un par de Donuts y una ensaimada de las de cabello de ángel... No te asustes, ¿vale?, pero ya verás que como mucho. ¡Me encanta comer! Me pasaría toooodo el día comiendo.
─Pues ya me dirás tu secreto.
─No sé, debe de ser el metabolismo.
─¡Pero si estas hecha un fideo!
─Pues arréglate la vista porque yo siempre me veo muy gorda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario