─Concéntrate.
─¿Otra vez?
─Sí, niña, quiero ver cómo estamos sincronizadas.
─Vaaaale.
─Piensa un número.
─Ya lo estoy pensando.
─Calla, no hables que se me va... ¡Espera! ¡Creo que lo veo! ¿Es el cinco?
─No.
─Vaya, bueno, no te preocupes, lo intento de nuevo. Concéntrate.
─Ok.
─Oye, pues me vuelve a salir el cinco, pero está como invertido.
─Pues no es el cinco y la única invertida aquí eres tú, guapa.
─Mira quién habla, la que me calienta los pies cada noche en la cama.
─Venga, ahora me toca a mí. Piensa en una letra...
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