miércoles, 26 de octubre de 2011

Mesa #10. Domingo 13/06/2004 12:16

─¿No resulta maravilloso?
─¿El qué?
─Que se le pueda sacar el hueso a una aceituna y rellenarla después de pimiento o de anchoa.
─O atún.
─También, cierto.
─Siempre me he preguntado cómo se les quita el hueso a las aceitunas sin destrozarlas.
─Pues una vez visité una fábrica y vi cómo lo hacían.
─¿Ah, sí?
─Sí. Recuerdo que primero las clasifican, luego las van haciendo pasar por unos tornos donde se van colocando una por una; las hacen ir todas en fila india por la deshuesadora, una especie de máquina que las atrapa y una punta, tipo punzón, en un extremo, de un golpe  les va quitando el hueso; es increíble ver cómo sale limpio. Luego las van rellenando.
─¿A mano?
─No burro, de la misma forma, pero inyectándoles el relleno.
─¿Y qué hacen con el hueso?
─Antes se tiraba. Ahora se utiliza para crear combustible.
─¿Para coches?
─No, para estufas. ¿Sabes que dos kilos de huesos de aceitunas equivalen a un litro de combustible?
─Vaya. Pues a mí me gusta
 todo tipo de aceitunas. No tengo problemas. 
─A mí me sucede lo mismo, pero me fascinan las rellenas. Creo que es el mejor aperitivo del mundo...
─Siento llevarte la contraria, pero el mejor aperitivo del mundo son los berberechos con salsa de tabasco.
─¡Qué dices! Donde se ponga una buena ración de aceitunas que se quite todo lo demás.
─¿De qué habláis?
─Seguro que de fútbol o de "guarrindinguis punto com".
─Vaya, los dos tardones. ¿Ya habéis pedido?
─No, pero me apetece un Martini.
─Si lo pides blanco no te olvides de que le pongan una aceituna.
─Quita, quita, eso son mariconadas. Yo lo quiero con hielo.
─Pues yo me voy a pedir una birra... y algo para picar.
─Pues sí, ahora que lo dices.
─Nosotros nos hemos acabado una ración de aceitunas rellenas. Precisamente hablábamos de si era mejor aperitivo las aceitunas o los berberechos con tabasco.
─¡Apuntadme un tanto a los berberechos picantes!
─¿A que sí?
─Por supuesto. ¿Sabéis lo que me gusta más y que sigo haciendo desde que era niño?
─¿Qué?
─Mojar patatas fritas, de ésas de bolsa, en el jugo de los berberechos. ¡Es orgásmico!
─Joder, tío, debe de quedar eso hecho una plasta.
─¡No! Hay que calcular bien el tiempo de contacto entre la patata y el jugo. Por regla general dos segundos y al gaznate. Madre mía, qué bueno está eso.
─Pues a mí me gustan las patatas fritas con vinagre.
─Joder y a mí, pero luego te quedas con la boca hecha un Cristo.
─Pues dicen que la creación de las patatas con vinagre fue por culpa de un error.
─Pues menudo error más delicioso.
─Lo que son las cosas, ¿no?
─Pues a mí como una ración de patatas bravas...
─O bombas.
─También.
─¿Con All i Oli?
─Con lo que sea pero que pique mucho.
─La madre que os parió, me está entrando hambre de nuevo y la parienta en casa preparando la paellita; además hoy vienen a comer los suegros y el imbécil de mi cuñado.
─Menudo cabronazo tu cuñado.
─No me lo recuerdes. Con cuarenta y cinco tacos y no da palo al agua; todo porque dice que está deprimido. El tío vive con sus padres y a pie de rey. Encima yo, como un idiota, currando de sol a sol y he de darle pasta cada vez que viene a casa porque, si no lo hago, mi mujer esa noche me hace dormir en el sofá.
─Manda huevos.
─Búscale novia.
─No, que con la suerte que tengo seguro que es igual de lerda que él y luego me toca hacerles paga doble.

─¡Camarero! Ponga un Martini con hielo y una cerveza fresquita...
─¡... Que sean dos...!
─¡... Tres!
─Y una ración de bravas, una de berberechos picantes y una bolsa de patatas fritas...
─... Y otra de aceitunas...
─... Y una de croquetas...
─¿Y tenéis navajas?
─Sí, señor.
─Pues una de navajas también.
─¡Oye, que dentro de una hora tengo paella!
─¡Calla, y si no quieres picar no piques! ¡Que tú hoy te vas a poner como el Kiko!
─Por cierto, ¿sabéis quién era el Kiko?
─No.
─Qué va.
─Ni idea.
─Pues yo enseguida os lo cuento...

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