miércoles, 5 de octubre de 2011

Mesa #10. Viernes 21/01/1955 18:22

─¿Dónde está la mesa?
─Ahí, la número diez.
─¿Y la silla?
─Ésa de allí. ¿Presiente algo?
─Déjeme que me concentre un momento... ¿Dice usted que se ha aparecido a un cliente?
─¿A uno? ¡Ojalá fuese sólo a uno! Ya son cinco los que lo han visto. Menos mal que no en cualquier momento. Sólo en una determinada fecha y ésta ha de coincidir con un día concreto de la semana.
─El viernes...
─Sí, como hoy. Por eso la he llamado. Es usted discreta, ¿verdad? Ahora no quisiera que se me llenase el local de chalados de las ciencias ocultas en busca de emociones fuertes.
─Sí, soy muy discreta... Y también muy cara.
─De eso no se preocupe. Si me garantiza que me elimina al "intruso" de mi establecimiento le pagaré encantado lo establecido.
─Quedará satisfecho, se lo aseguro. Ahora, si me permite me sentaré en la silla y me dispondré a trabajar.
─De acuerdo, la dejo sola.
─¡No! Mejor quédese a mi lado. Es posible que necesite su ayuda. Sobre todo si me proporciona algunos datos.
─Bien, como quiera... ¿Y qué debo hacer? ¿Me siento frente a usted? ¿Le tomo las manos?
─Sí, siéntese, tome fuerte mis dos manos... y sólo conteste a las preguntas que yo le haga. ¿Ha entendido?
─Sí. Perfectamente.
─Pues comencemos... Si hay alguien aquí que quiera ponerse en contacto con nosotros que dé una señal... ¿Hay alguien en este local que necesite de nuestra ayuda?... ¿Hay alguien ahí?... ¿Oiga, no estará usted cruzando las piernas?
─Huy, sí, perdone... No sabía que eso podría interferir.
─¡Shhhh! Espere... Ahora presiento algo. Veo las figuras de dos hombres. Entran por la puerta del café. Están nerviosos. Ambos van vestidos como obreros y se sientan en esta mesa a beber anís. Los dos discuten, parecen nerviosos. Comentan algo sobre una bomba... en un hotel. Uno de ellos insulta al otro. Le llama cobarde. ¿Le suena de algo lo que le estoy contando?
─Bueno, mi padre me dijo que una vez hubo un tiroteo justo donde estamos nosotros. Eran dos anarquistas que planeaban un atentado y al final discutieron entre ellos y uno mató al otro. El asesino acabó ajusticiado a los pocos días en prisión.
─Pues tenemos un claro ejemplo de alma en pena entre nosotros. Hemos de ayudarle lo antes posible a pasar al más allá. Es muy importante que deba irse de esta prisión que es ahora su café y dar el salto necesario para hacer las paces con los suyos... o en el peor de los casos, reencarnarse, volver aquí y vengarse de su asesino. En los asuntos del karma todo es posible.

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