martes, 18 de octubre de 2011

Mesa #14. Lunes 11/09/2000 08.45

─...Nada es lo parece, que no le quepa duda, nos movemos con caretas y damos cuentas al mejor postor; la gente parece feliz...
─¿De qué me habla?
─Sabe muy bien de qué le hablo, usted también se encuentra metido en el juego.
─El juego de la desdicha en un mar convulso.
─Un mar de queroseno a punto de explotar.
─Eso no es asunto mío, yo solo recibo órdenes y las ejecuto.
─Ya.
─La señal son estos dos terrones de azúcar que usted me pedirá para que los ponga en su café, le seguirán y le darán instrucciones. Por ahora debe seguir su vida con normalidad.
─¿Quiénes sóis?
─A eso no le puedo responder.
─¿Y usted en concreto?
─Yo soy una pieza del puzzle, al narrador jamás lo conoceremos.
─El narrador invisible.
─Aparentemente.
─¿Qué pasaría si ocurriera aquí? ¡Ahora! ¡En este instante!
─Ese es el riesgo que debemos asumir. ¿Quiere el azúcar ya?
─Sí, haga el numerito y avancemos de una vez.
─Dos terrones de azúcar, por favor.
─Tenga. Le pongo dos terroncitos de azúcar. Miro el reloj, le pongo cara de felicidad, le saludo y me voy. Hasta nunca.
─No esté tan seguro de eso... Y olvide este lugar.
─¿¡Será aquí!?
─Buenos días.
─Dios nos asista.

©Juanjo Díaz

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