martes, 4 de octubre de 2011

Mesa #10. Lunes 03/10/2011 11:45

─Gracias por haber venido, no sabía a quién acudir.
─¿Qué te sucede? Joder, llevas una mala cara...
─Me persiguen. Desde hace días.
─¿Te persiguen? ¿Quién? No entiendo.
─Los hombres huecos, están por todos lados y ahora, contándotelo, es posible que también te esté poniendo en peligro a ti.
─¿En peligro? ¿Estas de guasa?
─Ojalá. Oye, tienes que ayudarme, ayer convirtieron a mi novia en uno de ellos. Se había dado cuenta de la invasión pero no le dio tiempo a escapar. 
─ ¿Invasión? No entiendo nada de lo que dices y me estas dando miedo.
─¡Los hombres huecos! Es una plaga. Están por toda la ciudad, por todo el país, por todo el planeta. Tienes que ayudarme.
─¿Hombres huecos? ¿Qué es eso de los hombres huecos?
─¡Están por doquier! Tienen apariencia humana como nosotros pero en realidad no son como nosotros. Por dentro están huecos, son como figuras de porcelana, aunque no es del todo cierto.
Dentro de ellos está lleno de oscuridad, algo maligno que les ha ido devorando borrando todo rastro de su anterior ser.
─Definitivamente te has vuelto loco.
─No pretendo que me creas. En realidad es mejor que sea así, de esta forma puede que incluso acabes salvando tu vida. La mía ya está condenada. Sólo quiero que me ayudes con dos cosas.
─Ayudar...
─Sí, sólo dos... En primer lugar, te he dejado en el maletero de mi coche un sobre donde lo explico todo, para que se lo entregues a las autoridades y puedan poner fin a todo esto antes de que sea demasiado tarde. En segundo lugar quiero que... que... quiero...
─¿Qué quieres? ¿Qué te pasa?
─ ¡Oh Dios! Seguro que hay uno de ellos cerca. ¡Sí, mira! ¡Es ése! El que está de pie estático, junto a la esquina de la calle, mirándonos fijamente. Lo vi también anoche antes de perderla... Ahora está borrándome los recuerdos como hizo con ella, como hacen a todos los que quieren convertir como ellos.
─Mira, yo sólo veo a un ejecutivo hablando por teléfono y no nos está mirando. Tío, me estas
poniendo de los nervios con este tema. Tranquilízate, tómate algo. ¿No ves que estás paranoico?
─¡Oye, no me hagas dudar de lo que he visto con mis propios ojos!
─¡Vale, vale, tranquilízate! Entonces trata de recordar que querías decirme. Vamos a ver... ¿En qué asunto quieres que te ayude?
─A huir, ahora lo recuerdo... pero muy vagamente. Espera. Menudos cabrones. ¡Querían que lo olvidase para así atraparme! ¡Así la atraparon a ella! Ahora lo entiendo. Debes ser muy hábil. Recuerda, lo último que debes olvidar, el recuerdo más valioso y que debes de mantener a salvo es huir de ellos. ¡Si no lo haces será demasiado tarde y te atraparán!

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