lunes, 3 de octubre de 2011

Mesa #07. Martes 13/03/1973 18:00

Siempre que vienes aquí pides lo mismo.
Lo sé, hijo, pero es lo que pedía tu hermano. Le gustaba mucho merendar en este sitio.
Y siempre nos sentamos en la misma mesa.
Le gustaba mucho también, junto a la ventana, para ver los coches pasar. Le gustaban mucho los coches. Hubiera sido un buen piloto de carreras. Él decía siempre que le gustaría ganar carreras y dejarme la casa llena de trofeos para que estuviera orgullosa de él. 
¿Hasta cuando vas a estar mortificándote con su muerte? ¿Cuánto hace ya? ¿Treinta? ¿Treinta y cinco años?
Ese maldito pozo... Ojalá a tu padre no le hubiera dado por construirlo. No se lo perdonaré nunca.
Mamá, papá no tuvo la culpa. Murió creyéndose el responsable porque tú se lo remarcaste todos los días de su vida. 
Y era cierto, ¿no? Si no fuera por él, por su imprudencia, Abel no se habría muerto.
No, te equivocas. Si no fuera porque tú te pasabas todo el día humillándome y comparándome con mi hermano aquella tarde yo no le habría empujado al interior del pozo.

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