miércoles, 5 de octubre de 2011

Mesa #01. Viernes 01/01/1999 11:00


—Sabes que si esto no fuera importante no te hubiese llamado.
—No hay más que mirarte a los ojos para darme cuenta de que algo te pasa.
—Iré al grano. Quiero morir. Mejor dicho, necesito morir.
—¿Tienes algún motivo en especial?
—Estoy cansada de tantas y tantas historias. Estoy cansada, agotada emocionalmente.
—Sabes que no puedo hacer otra cosa contigo.
—Lo sé, pero resulta tan duro que no puedo soportarlo más. Apiádate de mí, por favor.
—Pero ellos te quieren. Yo te necesito. Eres mi legado.
—¡Ellos me olvidarán pronto! Yo no soy tu legado. Soy tus casas, tus coches, tus cuentas en Suiza... ¿Te parece poco lo que yo he hecho por ti?
—No tergiverses la realidad.
—¿No vas a hacer nada, verdad?
—Te prometo que en el próximo...
—Eres un egoísta egocéntrico que no vale para nada más que para contar una y otra vez la misma historia, las mismas mentiras...
—La gente está encantada de escuchar siempre la misma canción.
—¡Pero yo no puedo más! ¡Compréndelo! ¡Tú también estás harto de mí! ... ¡Deja de escribir! ¡Mírame a lo ojos! ¡Ten al menos la decencia de decirme a la cara que tu mediocridad te impide crear otro personaje mejor que yo!
—... Y fin.
—¿Qué sucede? ¿Qué me pasa? Me ahogo...
—El café... Lo acabo de envenenar con la tinta de mi pluma. Estás acabada. Descansa...
—... Gracias.
—Pero... Antes de morir, ¿me concederías un deseo?
—Claro.
—Conviértete en inspiración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario