viernes, 4 de noviembre de 2011

Mesa #07. Miércoles /04/02/2009 10:02

─Y bien, ¿qué tal me veis?
─Pues, la verdad… Perfecto.
─Mejor de lo que esperábamos.
─Sabía que os iba a gustar, aunque la duda siempre está ahí. ¿Cuándo tenéis pensado que haga mi llegada?
─Bueno, en realidad eso es una cosa muy difícil de calcular.
─Quiere decir que hay que preparar el momento... No es algo que queremos que nos sorprenda. 

─Tiene que ser muy especial.
─Ah, vale, ya entiendo por dónde vais...
─Gracias. Menos mal.
─¿Os resulta incómodo?
─No, no, en absoluto. Bueno, sí, son cosas tan intimas...
─Y cambiando entonces de tema, ¿a quién de los dos creéis que me pareceré?
─Bueno...
 ─¿A ti a quién te gustaría parecerte?
─¿A mí? Pues a Marlon Brando en La Ley del Silencio.
─Vaya...
─¿Qué sucede?
─Nada. Bueno, te imaginábamos mucho más...
─¿Modosito?
─Bueno, sí, un poco más.
─Eso no va conmigo. Pero ojo, que quiera parecerme a Marlon Brando en esa película no significa que deseé acabar siendo un proscrito de la ley.
─Ah, menos mal...
─Lo decía por las motos. He decidido que me van a gustar mucho las motos. Eso de quemar el asfalto, sentir el aire en la cara, en el pelo. Por cierto ¿sabéis que voy a ser pelirrojo?
 ─¡Oh, vaya!

─¡Como mi madre!
─Y quiero que mi moto sea también roja como mi pelo… y muy potente, y muy veloz, y que las nenas se suban a ella y se sientan transportadas en una especie de águila salvaje, libre, y poder recorrer el mundo junto con ellas y conquistar sus corazo...
 ─¡Hey!, para, para, para el carro jovencito... Antes de todo eso has de nacer, crecer, aprender a caminar e ir a la guardería como el resto de los niños; eso sin olvidarte de llevar pañales, pasar de éstos a ir solito al orinal, dejar el biberón y pasar a la papilla y luego a comer con tenedor y cuchillo.
 ─E ir al colegio, aprender a leer y escribir, sacar buenas notas, sufrir tus primeras poluciones nocturnas, los desengaños amorosos y trabajar para conseguir tu "águila salvaje" gracias a la ayuda de tu propio y único esfuerzo...
 ─Oye, ¿qué sucede? No te habrás enfadado con nosotros ¿verdad?
 ─No… no para nada. Simplemente… que es duro volver a nacer, ¿no es cierto?
 ─Sí lo es, hijo. Pero es algo maravilloso.


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