martes, 29 de noviembre de 2011

Mesa #10. Martes 22/04/2014 22:51

─¿Cómo sé que es usted un buen pirómano?
─¿Usted se acuerda del incendio de los grandes almacenes La Paloma el día de Navidad?
─Sí
─Fui yo.
─Vaya, pues quedó todo hecho cenizas.
─Y cincuenta y siete muertos, diez niños entre ellos.
─Ya lo sabía...
─¿Y se acuerda del incendio de parque natural de Belladona?
─Sí, claro. Tardaron casi seis semanas en sofocarlo... ¿Fue usted?
─Por supuesto. ¿Acaso duda? Fue todo muy sencillo.
─Le felicito.
─Gracias.
─Bueno, a lo que iba. Como ya le dije claro por teléfono, necesito un encargo especial, algo que además usted va a disfrutar mucho.
─No me diga...
─Es un proyecto ambicioso. Digno del mejor entre los mejores.
─Pues entonces yo soy su hombre.
─Espero que sí.
─¿Y en qué consiste ese trabajo?
─De fuego, claro está, pero no se trata de quemar bosques, ni una casa, ni siquiera un grupo de ellas. Le estoy hablando de quemar una ciudad entera, esta ciudad, por supuesto.
─Suena muy excitante, sí. Sabe usted que eso va a costar muy caro, ¿verdad?
─No se preocupe por el dinero. Tengo y de sobra para ello. Además, cuente con el mejor material para arrasar kilómetros a la redonda.
─¡Hmmmmm! ¿Sabe? Ha conseguido no sólo emocionarme, sino también excitarme mucho. Ahora mismo tengo una enorme erección y muchas ganas de masturbarme.
─Vaya, que curioso. ¿Le suele suceder?
─Sólo cuando quemo cosas. Si me permite me voy al baño a meneármela.
─¿Y por qué no lo hace aquí?
─¿Aquí? ¿Está usted loco? ¿Qué se piensa, que soy un exhibicionista?
─No, hombre. Si se fija, en el café apenas hay gente y además nos tapa la columna. Sáquesela y no le dé apuro meneársela mientras hablamos. Si quiere le hablo de fuego para acrecentar su placer.
─¿No será usted...?
─¿Maricón? No, soy una persona normal. Además, voy a misa cada semana.
─No hable de iglesia que me “destrempo”.
─Huy, perdone.  A lo que iba. Tengo a mi disposición todo tipo de explosivos: Trinitrotolueno, RDX, PENT, Nitrato de Amonio, ANFO, Amonal, TNP, Picrato Amónico, Tetranitrometano, HMX y C-4. Totalmente combinable con nafta para aviones, gasoleo y gasolina súper sin plomo. Todo eso es suyo si lo necesita.
─Siga... Siga... ¡Agghh!
─Bien, tengo planos de todos los edificios importantes de la ciudad, así como una llave maestra de cada uno de ellos. Le he traído estas gafas especiales. Cuando entre podrá ver las marcas que han dejado mis hombres para que usted ponga todas las cargas necesarias. Hemos modificado los contenidos de las mismas para que el fuego sea más virulento y se propague con mayor celeridad.
─¡Arggghhh... me gusta, sigaaa!
─Vaya, se está poniendo como una moto... Le he traído una muestra de nuestro producto estrella; es un explosivo gelatinoso cuya potencia destructora es superior a veinte bombas de Hiroshima. Se lo destapo para que pueda olerlo. Hágalo, sin miedo...
─¡Hmmmmmm...! ¡Ohhhh! ¡Eso huele a gloria! ¡Aggggh!
─Me gusta que le guste...  Sepa que este sólo lo ha de colocar en el Ayuntamiento y en el Senado. Para el resto tiene un buen surtido de "petardos". Ah, hemos hecho un apaño para desviar el agua de las cloacas y los grifos y cambiarla por gasóleo. De esta forma el fuego llegará a todas las casas y causará el caos en el mismísimo cuerpo de bomberos. Va a ser muy divertido verles quemar cosas en vez de apagarlas. Va a ser como en ese libro... Vaya, ahora no recuerdo el nombre...
─Fahrenheit... cuatro... cinco... ¡Ohhhhh! Uuuno... ¡Argggh estoy a punto de coooorrermeee!
─Tenga, el servilletero, no vaya ahora usted a mancharme.
─¡Ahhhhhh...! ¡Joderrr! ¡Joderrr! ¡Cabrónnnnnnn! ¡Que me corroooo! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!
─¡Ups! Por qué poco me ha ido... Bien, veo que le agrada la idea. En cuanto a los honorarios... No se preocupe, le pagaremos lo establecido más el veinte por ciento de pluses por cada edificio que quede convertido en polvo. Por los muertos también recibirá su parte; los vehículos y los heridos no cuentan. Somos generosos, pero no hermanitas de la caridad. ¿Qué me dice? ¿Trato hecho?
─Sí, por supuesto.
─No hace falta que me dé la mano. Ahora vaya al baño a acabar de limpiarse. No se preocupe. No pienso abandonarle. Seguiré estando aquí en cuanto regrese.
─¿Puedo hacerle una pregunta?
─Adelante, dispare, ¡ops, ja, ja, ja, ja! Creo que eso ya lo ha hecho y muy gustosamente por lo que he visto.
─Muy agudo... ¿Qué pretende usted ganar destruyendo todo esto?
─Clientes. Muchos y poderosos.  Todos ellos esparcidos por el mundo.


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