jueves, 24 de noviembre de 2011

Mesa #08. Domingo 01/01/2006 23:50


—Venga, ven. Siéntate aquí. Aquí estaremos bien.
—¿Has traído las uvas?
—¡Pues claro! ¿Crees que soy tonta?
—Bueno, no sería la primera vez que las olvidas.
—Habría que verte a ti si tuvieras que traerlas tú, así que no presumas ahora de buena memoria. ¿Qué hora es ya?
—Las veintitrés cincuenta, faltan diez minutos.
—Pues venga, sácalas. ¡Camarero, por favor!
—Díganme, señoras.
—Tráenos una botella de champán, un par de copas y dos platitos, si puede ser.
—Claro, ahora mismo.
—Venga, sácalas, ¿no?
—Relájate, gruñona, aún ni siquiera nos ha traído los platitos para colocarlas...
—Pero hay que ir pelándolas y quitándoles los pipos, venga, mientras viene el camarero vamos haciendo el trabajo sucio.
—Vooy, vooy.
—Aquí tienen. ¿Desean algo más?
—¿No va a encender la tele?
—Bueno, es que hoy no hay nada interesante.
—¿Pero cómo que no, chaval? ¿Y la Puerta del Sol? Hombre, pero si están todas las cadenas retransmitiendo...
—Pero señora...
—Nada, nada, hay que entrar en el año con buen pie, muchacho. ¿Qué te cuesta?
—Pero es que...
—Bueno, allá tú, nosotras tenemos nuestros relojes pero era mucho más bonito si lo hacíamos con el reloj de la televisión. ¿Y tú? ¿No tienes uvas, chico?
—Señoras, siento tener que decirles esto, pero...
—Por favor, no nos des malas noticias que estamos a punto de entrar en el año.
—Tienen ustedes razón. ¿Tienen uvas para mí? En realidad es que la tele se ha roto, tendremos que tomar las uvas mirando sus relojes...
—¿No tienes radio?
—Oh, no, señoras, lo siento. Vengan esas uvas. Les ayudaré a pelarlas.
—Faltan dos minutos, Angelina.
—Sí, sí. Anda, tráete un platito y bebe champán con nosotras que estás ahí muy solito detrás de la barra.
—Por supuesto.
—...Nueve, diez, once y doce. Un plato. Dame otro. Una, dos, tres...
—Ya estoy aquí.
—Medio minuto. ¿Estáis preparados?
—...Y doce. Falta un plato.
—Ya, ya está, las he cogido yo, no se preocupen.
—Preparados, listos... ¡¡Ya!!
—Clong, clong, clong, clong, clong, clong, clong, clong, clong, clong, clong, clong. ¡¡¡Feliz año nuevo!!!
—Qué alegría, Marina, qué bonito lo has hecho. ¿Y cómo hacías para cantar las campanadas y comer a la vez? Madre mía, por ti no pasan los años.
—Y que lo diga, señora. Feliz año a las dos.
—Bueno, ya podemos irnos a casita. ¿Qué te debemos, chaval?
—Nada, señoras. Están ustedes invitadas.
—Ay, muchas gracias, Dios te lo pague con un buen año.
—Gracias a ustedes. Tengan cuidado al salir. Adiós y feliz año... Pobrecitas, no he podido decírselo. Ahí van las dos, con un día de retraso. Las pobres... Si no se encuentran con nadie nunca sabrán que se han comido las uvas veinticuatro horas después...

No hay comentarios:

Publicar un comentario