miércoles, 9 de noviembre de 2011

Mesa #05. Miércoles 15/05/1991 12:25


—“Lo que no entiendo es por qué me traes aquí si sabías que ibas a dejarme...”
—“¿Tienes fuego?”
—“Pues claro, toma. Anda, cuéntamelo ya que me tienes en ascuas...”
—“No sé, creí que era mejor que estuviéramos juntos, cara a cara, hablarlo...”
—¿Qué coño estás haciendo? Pareces una loca.
—Chsssss, cállate que no oigo.
—“...Y me llamó y me dijo que sí, que me lo daba”
—“No necesito verte, si me vas a dejar déjame en paz, ahí te quedas.”
—“¡Espera! No, así no, por favor...”
—¡Ahora lo entiendo! ¡Estás escuchando a las otras mesas! Eres patética...
—¿Te quieres callar? Hala, ya he perdido lo último. Ahora no sé qué le iban a dar a ésa.
—¿Y a ti qué te importa? Yo estoy aquí, digo yo que si has venido conmigo será para hablar conmigo, ¿no?
—Joder, cállate un minuto. Sólo es un momentito...
—“... ¡No me digas! Es increíble, hay cada cerdo por ahí que...”
—“Sí. Me fui muy digna pero en cuanto entré en el ascensor se me saltaron las lágrimas. Había un hombre y me miraba con una cara de pena...”
—Mira, si vas a seguir escuchando me largo.
—Venga, de verdad, no seas aguafiestas, es sólo un momentito...
—“... cuando me di cuenta estaba dándole mi teléfono...”
—“Nunca aprenderás”.
—¿Verdad? Nunca aprenderá.
—Tú eres gilipollas. Adiós.
—¡Espera! No seas así, hombre...
—“Reconozco que soy muy inocente, ¿pero qué hago entonces? ¿Volverme una amargada desconfiada?”
—Hola. Perdona, pero acabo de ver que te han dejado plantada y es lo mismo que me acaba de pasar a mí.
—Ya, ya lo he visto. Lo siento.
—Bueno, en realidad yo me lo he buscado.
—También es cierto...
—“... y nos metemos en el otro ascensor.”
—¿Puedo sentarme contigo? ¿Cómo te llamas?
—“... pero es que el tío estaba como un tren, así que ahí nos tienes, besándonos apasionadamente...”
—¿Perdona?
—“... Lo peor es que ahora no tengo ni trabajo ni nada de nada...”
—¿Hola?
—¿Eh? Ay, sí, perdóname. Me llamo Laura.
—Yo Pablo.
—“Pero, mujer, dale tiempo, te llamará...”
—Perdona, ¿te pasa algo? Estás como... Ausente.
—“Sí, claro, después de mes y medio. A ver cómo me las arreglo ahora...”
—No sé, quizá te estoy molestando... Mejor me voy.
—“Yo puedo ayudarte. Si tú quieres te puedo prestar el dinero.”
—“¡Pero qué dices! Quiero tenerlo...”
—¡Un bebé! Ya está, se ha quedado embarazada del del ascensor.
—¿Cómo dices?
—La chica, que se dejó llevar por un impulso y ahora está embarazada.
—Mira, no te entiendo. Lo siento, pero me voy. Un placer. Chao.
—“¡Eh, tú! ¡Que no me has pagado!”
—Vaya, ahora tendré que pagar el café de este tío. Huy, pues ahora que lo veo alejarse, qué guapo era...



No hay comentarios:

Publicar un comentario