jueves, 17 de noviembre de 2011

Mesa #07. Viernes 05/06/1998 18:21

─¡Estoy harta y he decidido cambiarme el nombre!
─¡Qué dices, chica, pero si Miryam es un nombre precioso!
─A partir de ahora quiero llamarme Chantal. Siempre he querido llamarme Chantal, desde que era pequeña.
─¿Chantal? Huy, suena muy fifí ¿no?
─¡Qué dices! Chantal es como todo lo francés: tiene clase, estilo, porte y es liviano como una bailarina clásica... Yo siempre había anhelado ser una bailarina clásica y por culpa de llamarme Miryam nunca logré alcanzar mi sueño.
─No digas bobadas, el nombre no tiene nada que ver con el talento.
─¡Claro que lo tiene! ¿No sabías que el nombre es una vibración y atrae energías positivas o negativas a los que lo poseen?
─Claro, lo que tú digas. Entonces, por esa regla de tres, en todo este planeta no hay una sola Miryam que se dedique íntegramente al ballet clásico.
─Pues no lo sé, pero seguro que hay muchas más bailarinas que se llaman Chantal.
─¿Y ya se lo has comentado a tu marido? ¿A tus hijos?
─Aún no, he de buscar el momento.
─Oye, y si tanto te gusta el nombre de Chantal... ¿Por qué no se lo pusiste a tu hija?
─¿Mi hija? Esa pequeña alimaña no tiene talento, ni clase, ni educación. Sale a la familia de su padre, una pandilla de bestias y desalmados que no saben comportarse correctamente delante de otras personas. Tendrías que verlos comer. No sabes cuánto me avergüenzo de ellos...
─Pues yo no los veo tan incorrectos.
─Será porque tu nombre es mucho más afín a ellos.
─Perdona pero Patricia es un nombre bien bonito.
─Yo lo veo muy vulgar. Así te ha ido.
─Yo no me quejo de mi vida.
─Tú siempre has sido una conformista. Ahí te ha llevado tu condición, nada de ambición ergo has acabado como dependienta en unos grandes almacenes.
─Estás siendo muy desagradable y eso que aún no te has cambiado el nombre.
─¿Sabes? He decidido que una vez haga desaparecer a Miryam de mi vida le pediré el divorcio a mi marido. Puedo sacar mucha pasta con ello, porque bruto es un rato, pero la construcctora le ha funcionado a las mil maravillas y gracias a ello somos ricos. También he decidido cortar con todos vosotros, amigos y familia. No os necesito. Con el dinero que me lleve por mi divorcio me marcharé a vivir París, a Saint-Germain-des-Prés, a un fantástico apartamento en un ático que tenga vistas hacia el portal de la abadía. Ya he mirado precios y tengo efectuada una reserva.  Lo tengo todo planeado. Cada mañana bajaré a tomarme un café a Les Deux Magots, leeré el periódico o un libro de poesía; después me daré un paseo por Les Champs-Élysées para ir de compras; por la tarde me tomaré un té con pastas en el Café de Flore y cenaré en Maxim´s. Por supuesto que me apuntaré a clases particulares de ballet para retomar mi sueño y convertirlo en carrera. Ya sé que tengo cincuenta y siete años pero aun estoy muy ágil y tersa. No me vas a negar que tengo un tipito la mar de estilizado. Ah, y por supuesto procuraré codearme con lo más chic de la cultura parisina.


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