martes, 13 de diciembre de 2011

Mesa #12. Martes 10/05/2011 23:43

─Todas las noches, cuando vamos a dormir, se escuchan ruidos extraños en el edificio.
─¿Qué clase de ruidos?
─Como si alguien subiera y bajara bolsas por la noche. 
─¿No será eso? Algún vecino que esté trasladando cosas y prefiera hacerlo por la noche... ¿Tenéis sótano, buhardilla? 
─Nada, no tenemos nada de eso. Es un edificio pequeño y todos estamos alquilados. Cada uno tiene su piso, y ya está.
─¿Y no bajará a tirar la basura?
─También pensamos eso. Pero nadie sale del portal.
─¿Y por qué no habéis salido al descansillo? Así resolveríais el misterio al momento.
─Eso hicimos el otro día pero, o bien el vecino es muy rápido y se metió en casa en cuestión de un segundo, o bien no era un vecino el que hacía esos ruídos.
─¿Y quién si no va a hacer esos ruídos?
─Pues...
─¡Venga ya! ¿Ya estás otra vez pensando en fantasmas? Siempre has sido muy infantil, Luis.
─Si hubieras oído lo que nosotros, seguro no decías lo mismo.
─¿Y Raquel opina lo mismo que tú?
─Ella está bastante asustada, porque, según ella, hay algo siniestro en todo esto...
─Sorpréndeme.
─Somos la única pareja normal del edificio. Tenemos a una vecina que no para de meter figuras de santos en su casa, y cada vez que abre la puerta huele a vela todo el rellano. Después tenemos a una que no para de gritar a alguien por teléfono. Creemos que es a su hija, pero no estamos seguros...
─Y qué más...
─Después hay un chico que debe de ser artista y para poco por casa. Y por último tenemos a una chica que se ha mudado hace poco...
─Casualmente, los sonidos empezaron al poco de mudarse esa chica.
─No necesariamente, pero podría ser una explicación.
─¡Ya está bien! No se puede ser tan infantil. De pequeños, siempre necesitaste que mamá te leyera cuentos de fantasía antes de dormir, y ahora que ella no está, parece que necesitas inventarte algo que te haga vivir.
─No es cierto.
─¡Sí que lo es! A ver, Luis, puedes contarme lo que quieras, pero no sé si el que gastéis tanto tiempo de vuestra vida en cosas como estas afecta a vuestra relación. ¿Raquel y tú estáis bien?
─Pues claro que estamos bien, Pedro. Pero tienes que creerme; cuando te digo que esto no es normal, no lo es.
─Bien, pongamos que no puedes resolver el misterio de los sonidos nocturnos por ti mismo. ¿Qué vas a hacer? ¿Llamar a un cazafantasmas?
─Sé que es difícil de comprender... Mira, ¿qué te parece si hacemos una cosa? Quédate a dormir una noche.
─¿En vuestro minipiso de cuarenta metros cuadrados?
─El sofá es bastante cómodo...
─De acuerdo, ¿este viernes os viene bien?
─Tu sabrás. Eres tú el que se queda a dormir.

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